Jorge Oliva inició las diligencias junto al Instituto Nacional del Deporte (IND) para adjudicarse el lugar para un club deportivo para los atletas de la región. La solicitud de concesión estaba en trámite cuando un día se encontró con un cartel de la PDI en la propiedad. "El proyecto me amerita algunas dudas", indicó el dirigente.
Borde costero de Viña del Mar, entre la playa Salinas y Reñaca. En el sector, hay propiedades abandonadas que son concesionadas maritimamente. Varios inmuebles se encuentran abandonados y en mal estado por más de diez años, porque no hubo pagos al Estado por la utilización de los terrenos fiscales. Las concesiones marítimas dependen de la subsecretaría de las Fuerzas Armadas. El sistema hoy es cuestionado, y los afectados señalan que se debe mejorar "el funcionamiento, las renovaciones y los criterios para asignar las concesiones". Por ejemplo, desde el año 2016, una casa de la zona ha permanecido deshabitada, luego que el anterior concesionario la dejara debido a un aumento de las tasaciones fiscales que le significó un alza en el precio. En ese sentido, con más de cuatro años sin uso, apareció Jorge Oliva, quien inició las diligencias junto al Instituto Nacional del Deporte (IND) para adjudicarse el lugar para un club deportivo para los atletas de la región. La solicitud de concesión estaba en trámite cuando un día se encontró con un cartel de la PDI en la propiedad. A través del Ministerio de Defensa, hicieron una solicitud ante la Dirección de Obras Municipales para la creación de un centro de reuniones, sin embargo, después sería presentado derechamente como "un cuartel policial", indica el dirigente.