Los estudios indican que un 39% de los diagnosticados con coronavirus, tiene más probabilidades de ser afectados por la depresión, y un 35% tendría mayor opciones de presentar algún cuadro de ansiedad durante los meses posteriores al contagio.
La pandemia generada por el COVID-19 ha dejado más de cinco millones de personas fallecidas a nivel mundial. La pérdida de familiares y cercanos, la crisis económica, el aislamiento social y el temor a contagiarse y poner en riesgo la salud de los seres queridos, han sido los principales temas que han afectado la vida cotidiana de la población.
Si bien, no hay estudios concluyentes, investigaciones sugieren que las personas que se han contagiado con el virus, tienen mayores probabilidades de presentar cuadros depresivos o de ansiedad, posterior a la enfermedad.
Un estudio publicado por The Lancet en noviembre de 2020, señalaba que el 20% de los pacientes con COVID-19 podían desarrollar un problema relacionado con la salud mental, como la depresión, la ansiedad o la demencia. Lo anterior, según detallan, podría llevar a cabo dentro de los próximos tres meses, una vez confirmado el contagio.
Sin embargo, las investigación no han sido concluyentes, ya que no hay pruebas que afirmen que el virus provocaría depresión o algún trastorno mental. En ese contexto, una indagatoria liderada por la revista The BMJ, la cual tuvo en análisis a más de 150 mil pacientes infectados con COVID-19, pudo observar las secuelas relacionadas con la salud mental, un año después de las hospitalizaciones.
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En esa misma línea, indican que pese a que las causas no están plenamente identificadas, aparte de los factores sociales, podría existir uno físico: La inflamación excesiva que genera el COVID-19 en los vasos sanguíneos del cerebro.
"Los marcadores inflamatorios pueden alterar la capacidad del cerebro para funcionar de muchas maneras, incluida la capacidad del cerebro para producir serotonina, que es fundamental para el estado de ánimo y el sueño", argumenta la doctora Maura Boldrini.
Asimismo, una visión similar es la que tiene el psiquiatra de la Universidad Católica, Cristián Norambuena, quien ha tratado a cientos de personas que se han infectado con COVID-19.
En conversación con La Red, el especialista indica que el COVID-19 nos afecta directamente las áreas cerebrales asociadas con la depresión, como el sistema límbico, pero que la inflamación que es un estado en el cual se libran una serie de mediadores que salen al torrente sanguíneo- puede asociarse con algunos estados depresivos en personas que no han tenido depresión con anterioridad.
Lee también: Ministro Paris dijo que el peak de contagios ya se registró: "Estamos viviendo un descenso"En ese contexto, el experto asegura que le ha tocado tratar a pacientes con lo que se conoce como la "depresión de los traumatólogos", es decir, "fatiga crónica", lo que genera que la persona se sienta cansada.
"Hasta el día de hoy no se sabe qué causa la fatiga crónica. Algunas de las causas que se consideran dentro de las hipótesis son las enfermedades virales", dice Norambuena al citado medio.
Con respecto a las secuelas, señala: "La fatiga crónica también se manifiesta por síntomas cognitivos, problemas de memoria y concentración".
"Quedan con este estado de fatiga y tiene un tinte físico. Las personas dicen que se sienten mal de ánimo, pero sobre todo dicen que se sienten sin energía y tiene esa característica de la fatiga crónica que la persona descansa y no se alivia", añade.
"Desde la perspectiva psiquiátrica, lo central en el COVID-19 es que el estrés crónico se relaciona con exponerse a situaciones en donde uno tiene temor de sufrir un daño o perder la vida o ver a otros que tienen la posibilidad de sufrir un daño muy importante, eso es lo nuclear", complementa.
Lee también: Cambios en el Plan Paso a Paso: 8 comunas avanzarán de fase y 7 retrocederán a partir de este miércolesEn ese sentido, el doctor Al-Aly, uno de los autores del estudio publicado por The BMJ, sostiene que tal vez la mayoría de las personas han experimentado algún tipo de angustia emocional o estrés de salud mental, o algún problema de sueño, pero que "a las personas con COVID-19 les fue peor”.
Es relevante recordar que en junio de 2020, el gobierno lanzó el programa llamado SaludableMente, que tiene como objetivo fortalecer los tratamientos de salud mental, los cuales han tenido un considerable aumento tras la pandemia.
"El coronavirus ha generado dolor y preocupación. Las cuarentenas alteran las formas habituales de convivir y es comprensible que, ante situaciones de incertidumbre, aparezca el temor y la ansiedad. Sin embargo, cuando se vuelven muy intensas o se prolongan en el tiempo, afectan nuestro bienestar y salud mental", expresan en el sitio web oficial.