La historia de Un ramito de violetas, el inmortal hit de Zalo Reyes que lo consagró en el cancionero popular chileno - Chilevisión
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09/11/2022 07:00

La historia de Un ramito de violetas, el inmortal hit de Zalo Reyes que lo consagró en el cancionero popular chileno

Lanzada años después de su éxito Una lágrima en la garganta y de su recordada actuación en el Festival de Viña del Mar, la canción que narra la historia de la monotonía dentro de un matrimonio se transformó en su hit por antonomasia, y provocó que la figura del Gorrión de Conchalí se recuerde cada 9 de noviembre.

Publicado por CHV

Han pasado casi tres meses desde la muerte de Zalo Reyes, uno de los artistas más emblemáticos de la década de los '80 en nuestro país y dueño de un repertorio que ha destacado por su atemporalidad, logrando impregnar con su característico toque cebolla a varias generaciones de chilenos.

Heredero de los cantantes populares nacionales que divulgaron los boleros en los años '60, el Gorrión de Conchalí encantó a las masas gracias a su carisma y a su sintonía con el gusto popular. Los Ángeles Negros y Lucho Gatica, como contó en más de alguna ocasión, fueron sus grandes referentes y así se evidenció en sus incontables clásicos que suenan hasta hoy en programas radiales.

Boris González Reyes, su verdadero nombre, vivió una tumultuosa vida que lo llevó a conocer las bondades de ser un auténtico fenómeno popular, pero también, conoció los costos de la fama que lo hizo sobreponerse a difíciles episodios.

Aunque no hay una cifra oficial que certifique la cantidad de ventas a lo largo de su trayectoria, temas como Una lágrima y un recuerdo y Con una lágrima en la garganta lo catapultaron como uno de los más exitosos de su generación. En los años siguientes, Reyes lanzó Un ramito de violetas, canción que se transformaría, posteriormente, en su himno por antonomasia.

A casi 37 años de aquel hito, Zalo Reyes ya contaba con un robusto repertorio. Cuatro discos de estudio había publicado y su presentación en el Festival de Viña del Mar en 1983 había sido un rotundo éxito.

Aunque el Gorrión cantó por primera vez la canción en un programa de televisión en 1985, la historia había nacido mucho antes. Una década atrás, para ser exactos.

Contrario a la creencia popular, Un ramito de violetas es una reversión de la canción originalmente escrita por la cantante española Cecilia. Publicada en 1974 el sencillo fue la carta de presentación del álbum homónimo de la artista, el que también, sería el último de su carrera antes de su trágico deceso.

Cecilia pasó su infancia en países como Inglaterra, Estados Unidos y Portugal. Con un importante capital cultural y nutrida de referentes como Bob Dylan, Joan Baez y Simon & Garfunkel, la compositora regresó en 1969 a España publicando, más tarde, canciones que quedarían en la memoria colectiva del país ibérico.

Bastante más dulce y onírica que la popularizada por Zalo Reyes, Ramito de violetas está cantada en una dulce tonalidad que recuerda a la también española, Mari Trini. La canción, de casi 4 minutos de duración, es una balada que relata la historia de un matrimonio marcado por la monotonía, salvo por los ramitos de flores que un desconocido le envía a ella, claro, cada 9 de noviembre.

Según cuentan, la canción fue originalmente un cuento. Pero Cecilia cambió de opinión al no quedar conforme con el texto y cambió de idea: Le gustó el argumento y decidió transformar el relato en un poema, el que luego, se transformaría en la canción.

Aunque son muchos los factores que influyen en la trascendencia de la obra, uno de ellos, podría ser la intriga que la envuelve. ¿Es una canción alegre? ¿Es un relato que debiese deprimir al oyente? Aunque su inicio (era feliz en su matrimonio, aunque su marido era el mismo demonio), pareciera dar una pista de la intención, las poéticas cartas y los ramitos de flores también dan atisbos de esperanza.

Mientras en la versión de Cecilia un delicado piano y una sencilla guitarra se acoplan a la dulce voz de la española, su tinte melancólico es casi una contraposición a la de Zalo Reyes, que entrega versión más teatral y veloz que la original.

Así, tanto en España como Chile, Un ramito de violetas quedará inscrita para siempre en los cancioneros de ambos países.

En el caso del nuestro, Zalo Reyes deja un inconfundible legado cargado de nostalgia por un tiempo que ya fue, pero que quedará grabado para la posterioridad gracias a su inolvidable discografía.