Desarrollar sus habilidades, compartir lo que saben y socializar entre ellas es motivación suficiente para que 20 mujeres sean las monitoras que imparten cursos de jardinería y ornamentación de jardines en Puente Alto.
No es solo una súper chilena, sino 20. Hablamos de las mujeres que integran el taller Bienvenida Primavera de Puente Alto, cuyo trabajo consiste en compartir sus conocimientos de jardinería con otras mujeres, a quienes entregan herramientas para que inicien sus propios emprendimientos.
Jeanette Ríos Llantén nos recibe en su casa junto a un grupo del colectivo que esa mañana practica creando “kokedamas”, técnica ancestral de cultivo de plantas de origen japonés.
“Éstas se comercializan muy bien en ferias y eventos de jardinería”, dice Georgina Gacitúa Vera, mientras compacta con cuidado la raíz de una planta con tierra húmeda, la que luego cubre con musgo pon pon, originario de Chiloé, formando una bola perfecta.
“Luego se ata con cáñamo con mucho cuidado para que mantenga su forma y listo”, explica a sus compañeras de taller que miran atentas el proceso creativo.
Ana Hernández Peña se integró hace más de un año al taller y agradece todo lo aprendido. “Aunque comparada con las que iniciaron el proyecto soy una principiante”, dice con humildad.
“Las mujeres somos más asociativas, nos gusta compartir nuestros conocimientos”, reflexiona Jeanette, quien agrega que en eso “somos distintas a los hombres, que trabajan más solos”.
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Ana reconoce que se “han ganado territorios que antes eran de los hombres” y todas coinciden en que antes la mujer se encargaba esencialmente de la casa, de los niños, postergaba sus propias potencialidades y desarrollo personal para entregarse a la familia. Además, califica todo como "una sociedad eminentemente machista”. “Nosotras cambiamos esa mentalidad”, concluye.
Gina también asume que la mujer se posterga para criar a los hijos, pero ve que ahora ellas han ido “encontrando un rinconcito que de a poco nos permite ir floreciendo”. Florecen como las plantas que cultivan y que exponen en ferias comunales de jardinería. Y eso se les nota en los ojos.
Lee también: Girls can do anything: 5 libros para niñas que quieran acercarse al feminismoLa casa de Jeanette, que está llena de plantas como cactus, hierbas aromáticas y ajíes, aparece como un pequeño oasis en medio de ese barrio de Puente Alto. “Todas somos capaces, todas somos capaces de hacer algo. Hay algunas que no se han dado cuenta… no lo han descubierto, pero si tienen las ganas de hacerlo yo les digo que lo pueden lograr”, asegura.
Este es el mensaje que estas súper chilenas transmiten en sus talleres, un mensaje que se reproduce como las flores que ellas cultivan, con mucha paciencia, cuidado y, por sobre todo, con mucho cariño.