Los hechos ocurrieron entre las décadas de los '60 y 2000. Sucesos que mantienen en vilo a miles de madres que hasta el día de hoy no conocen sobre el paradero de sus hijos, apuntando a una red de operación involucrada en al menos 84 recintos médicos que enviaban a niños, niñas y lactantes, a países europeos o incluso a otras zonas del territorio nacional.
Hace siete años, una investigación reveló que familias fueron víctimas de adopciones ilegales entre las décadas del '60 y del 2000. Un tráfico de niños que fueron llevados al extranjero con nombres y RUT adulterados. Se estima que 20 mil serían las familias afectadas, mientras las denuncias continuan y las víctimas acusan que las causas no avanzan, temiendo que la pandemia genere una lentitud mayor en la búsqueda y prescriban los casos en donde habría delito. Tal es el caso de Cecilia Ottone (63), quien es parte de las nuevas denuncias sobre estos casos y no sabe del paradero de su hijo nacido en 1975. "No tuve un certificado de nacimiento, ni de defunción", dice. Esto ocurrió en el J.J. Aguirre, acusando que tampoco le entregaron el cuerpo de su hijo y que fue una red de personas responsable de quitarle la guagua. Así como Cecilia, muchas madres ni siquiera tienen una foto para hacer la búsqueda de su hijos. Presentó su denuncia a la PDI, institución que señala que ha recibido 404 denuncias, y tiene la esperanza de poder encontrarlo luego de ver que 230 familias después de décadas se pudieron encontrar gracias a la organización Hijos y Madres del Silencio. Marisol Rodríguez, vocera de la organización, asegura que "esto es algo que debiera hacer el Estado". Miles de niños fueron enviados a otros países como Suecia, Italia, Francia, Noruega, Islandia, Bélgica, Holanda, Alemania e incluso dentro del mismo territorio chileno. De acuerdo con la organización, 84 hospitales y clínicas han sido denunciados por la desaparición de niños, niñas y lactantes.