En el primer capítulo de
"Fentanilo, El infierno de la 'droga zombi'", vimos la realidad detrás del
potente fármaco opiáceo sintético que
causa la muerte de 200 estadounidenses cada día.
Hoy, una
nueva amenaza agrava aún más esta crisis. Se trata del
Tranq, que es la
mezcla de fentanilo con un anestésico que se usa en animales. Esta, junto con provocar sobredosis, también
puede derivar en llagas e inclusive amputaciones.
El barrio Kensington, en la ciudad de Filadelfia, es
considerada la capital del tráfico y consumo de fentanilo, una
droga 50 veces más poderosa que la heroína capaz de producir adicción inmediata y con
apenas 2 milígramos, una sobredosis y posterior muerte.
Allí conocimos testimonios como el de Frank: "Sí, es malo para mí. Llevo haciéndolo 21 meses.
Ya no me queda ningún lugar en el cuerpo donde inyectarme", dijo al periodista Daniel Matamala.
La nueva amenaza del Tranq en Estados Unidos
Son
70 mil las muertes cada año por esta droga
. Una estadística sobrecogedora tras la que se esconden historias desesperadas. "
He bajado de pesos unos 46 kilos, creo que ya no me queda mucho tiempo.
Puedo sentir mi cuerpo colapsando", fue uno de los testimonios recogidos por
CHV Noticias.
Kensington es un lugar peligroso,
con constantes robos y presencia de narcos. Un lugar donde la vida humana pierde todo su valor. A 47 años desde la filmación de la película Rocky en la ciudad,
la mudanzas de industrias y masivas migraciones la han empobrecido de manera significativa.
Al mismo tiempo que es considerado como el
mercado de drogas al aire libre más grande del mundo, las sillas de ruedas se han duplicado en las calles. ¿El responsable?
Xylazine, un sedante veterinario conocido en las calles como anestesia de caballo y que
los traficantes están mezclando con fentanilo.
"Si se inyecta y falla,
esta mezcla produce úlceras en el lugar donde falló el intento de inyección. Si pasa por el torrente sanguíneo, puedes
provocar una úlcera en cualquier parte del cuerpo", explicó el doctor Salvador Benítez, que atiende víctimas.
"Usualmente sucede en las piernas.
Esas pueden empezar desde pequeñitas, de adentro hacia afuera. Pueden alcanzar tamaños enormes que le cogen la pierna entera. Puede
llegar hasta el hueso y producir la pérdida de la extremidad", añadió.
El drama humanitario del fentanilo
Es fácil pensar en ellos como zombies y deshumanizarlos. Pero en estos reportajes quisimos hablar con las víctimas del tranq cuando están conscientes. Cuando la neblina de la droga se disipa, llega la lucidez y aflora la humanidad y la dignidad de estas personas.
Son vidas quebradas, aparentemente perdidas. Aunque hay un
espíritu humano que permanece inconmovible en quienes quisieron dar sus testimonios. Y también, en los
voluntarios que día a día dan la batalla para intentar rescatarlos.
"He perdido familiares, un tío, muchos de mis amigos.
Lo hago porque trato de salvar personas, porque son hermosas almas perdidas.
Si tienes humanidad, amas a Dios y a los seres humanos, ¿por qué no?", preguntó Rafael Feliciano, un voluntario que dedicado a ayudar a los adictos.
Una
industria farmacéutica que puso las ganancias sobre cualquier consideración,
médicos que subestimaron los efectos de la adicción.
Una sociedad indiferente a la suerte de los más vulnerables. Y políticas públicas incapaces de frenar el tráfico y de asistir a las personas que han caído en él. Son las
terribles lecciones que nos deja el infierno de la droga zombi.