Una experiencia junto a una cultura milenaria ubicada en el extremo norte del país. Se trata de los Aymaras, quienes a 4.000 metros de altura, abren las puertas al turismo con guías locales que entregan un recorrido totalmente vivencial y en conexión con la naturaleza.
"Todo esto que ven ustedes, tendrá unos 400, 500 años, quizás mucho más por nuestros antepasados", dice José Flores, guía nativo Aymara que forma parte de esta nueva experiencia y que incluso antes de iniciar sus recorridos, le pide permiso a la naturaleza por respeto a ella.
Uno de los caminos realizados por José es el del sendero "2 Apachetas", en medio del altiplano andino de Putre en la Región de Arica y Parinacota. Asegura conocer el camino desde que nació, y que ante la exposición al río del desierto y el viento de las montañas, su piel se endureció. Tampoco tiene zapatos para trekking, pero se mueve a más de 3.500 metros de altura como si fuese parte del paisaje.
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José Flores es parte de la cuarta generación Aymara en la localidad de Socorama y se desempeña como el primer guía turístico de la familia. "Nosotros tenemos que ser guías locales, contarle al turismo con sentimiento todo lo que nosotros sabemos. nuestros padres, nuestros abuelos, y tatarabuelos nos han dejado su legado", asegura.
Álvaro Mamani, de Trekking Aymara Travolution Travel, también es otro guía de esta majestuosa experiencia. En el recorrido muestra una acumulación de piedras, la que según cuenta "significa Apacheta e indica el punto mas alto de este tramo de la ruta. Estamos a 4.700 metros sobre el nivel del mar aproximadamente y nos da la bienvenida al Parque Nacional Lauca".
Este parque posee una postal característica por el lago Chungará, que en Aymara significa musgo en la piedra. Posee una fauna única y variada con más de 130 especies nativas, entre las que destacan flamencos y patos. También destaca el salar de Surire, que en Aymara significa abundancia de suri (avestruz).
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Álvaro dejó su carrera universitaria para dedicarse a lo que ama y que es dar a conocer su cosmovisión ancestral de esta cultura indígena mediante un turismo sustentable y local. Por eso, "cuando vamos a la montaña pedimos permiso a la Pachamama, ofrendamos con hojas de coca con alcohol, para poder tener una caminata armoniosa. El objetivo de nosotros no es tanto llegar a la cima, sino estar seguros, estar conviviendo de una forma responsable con la naturaleza", asegura.
En medio de este territorio desierto, es difícil encontrar un refugio. Pero en medio de la imponente naturaleza, se encuentra el hostal Lauca Cruzani, un lugar que posee hospedaje con viviendas propias del altiplano, entregando una experiencia aún más real.
Julia, dueña de la hostal, asegura que a los turistas les gusta quedarse en una acogedora casa de paja. "Lo utilizo para la gente que cuando vienen de turistas... les gusta esta casita, porque como es chica es bien abrigadora", dice.
Y justamente esa es la experiencia que quieren entregar, una experiencia turística vivencial con guías Aymaras como Julia, Álvaro y José, ya que ellos son los rostros de un nuevo turismo que se basa en la conexión con la naturaleza y la cosmovisión de una cultura indígena que debe ser reconocida y valorada no solo en Chile, sino que en todo el mundo.
18/12/2020
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