Un lugar que por años fue el centro de entretención de
Santiago, hoy
se ha convertido en un punto crítico para vecinos y turistas. Se trata del emblemático barrio
Bellavista.
Lamentablemente, ahora el histórico sector es escenario de fiestas y de muchos más.
Microtráfico, asaltos y portonazos son solamente algunos delitos que se dan en medio de las celebraciones.
Para muestra, un botón. Bastó un recorrido de parte del equipo de
CHV Noticias con
Carabineros por el
perímetro de Pío Nono, Santa Filomena y Loreto y un grupo de jóvenes se acerca para denunciar un asalto.
Las víctimas son visitantes que vienen de Arica y que se alojaron en un hotel de la zona, pero que
fueron amenazados con armas blancas por al menos tres sujetos. Si bien el trabajo policial permitió capturar a los delincuentes, el mal rato ya lo vivieron.
Más de 700 detenidos en 2022
Desde enero del 2022, personal uniformado ha detenido a 717 personas en el barrio Belavista.
De ellos, 464 son chilenos, 78 venezolanos y 175 corresponden a otras nacionalidades.
Además,
se realizaron 161 decomisos, donde la marihuana lidera la lista sustancias prohibidas con 28%, superando al alcohol (26%) y a la cocaína (19%). En el mismo periodo, la policía incautó 149 armas.
Los locatarios, que luchan por erradicar la estigmatización del sector, admiten que
"en la noche es otro mundo. Hay harta delincuencia y droga".
Otro de los conflictos que ha escalado en el último tiempo
es el de los mal llamados cuidadores de auto, quienes cobran a los usuarios para luego robarles cuando supuestamente hacen de guardia.
Lake Sagaris, presidenta de la Junta de Vecinos de Bellavista, apuntó contra la gestión municipal, señalando que
"es muy fácil culpar a los cuidadores, que sin duda juegan su rol, pero si queremos ir al fondo del problema, hay deficiencia en la gestión municipal".
Desde Providencia y Recoleta aseguraron que están
trabajando en erradicar estos hechos que afectan a los residentes, para lo que instalaron cámaras de seguridad y decidieron no renovar ciertas patentes.
Precisamente, los mismos vecinos aseguraron que hace 10 años vivían muy tranquilos, pero que
esa calma se perdió en la oscuridad de uno de los barrios más clásicos de la capital.