El déficit de precipitaciones tanto líquidas como sólidas supera el 70% en la cuenca del Aconcagua. Esto redunda en que más de un millón de personas del Gran Valparaíso vean peligrar su abastecimiento, ya que el Peñuelas se secó y lo mismo está pasando con los pozos de suministro.
Colegios en que falta el agua para que puedan funcionar los baños y servicios de salud que tienen que cerrar cuando el suministro de interrumpe. Estos hechos son parte de la vida cotidiana en varias zonas de nuestro país. Son cerca de un millón las personas que dependen de camiones aljibe para recibir agua potable. Así se vive en las orillas del Río Aconcagua, cuyas aguas recorrían 142 kilómetros desde su nacimiento en la cordillera de los Andes hasta su desembocadura en Con Con. Sin embargo, desde hace algunos años, hay períodos en que sus aguas no llegan hasta el Océano Pacífico. El déficit de precipitaciones tanto líquidas como sólidas supera el 70% en la cuenca del Aconcagua, por lo cual lo que en algún momento fue un río imponente, hoy no es más que un riachuelo. Esto redunda en que más de un millón de personas del Gran Valparaíso vean peligrar su abastecimiento, ya que el Peñuelas se secó y lo mismo está pasando con los pozos a los que recurren las sanitarias a cargo del suministro. Esto no solo afecta a los hogares, sino que también a la pequeña y mediana agricultura. Finalmente, eso también hará que el precio de las frutas y verduras aumente.