Sin posibilidad de retorno, con sobrecarga de pasajeros y una inestable condición climática, el C-212 emprendió rumbo a Juan Fernández junto cuatro tripulantes y 17 pasajeros, entre ellos el animador Felipe Camiroaga y Felipe Cubillos, líder de Desafío Levantemos Chile. Han pasado 10 años desde la tragedia que enlutó al país y las heridas siguen abiertas: los responsables siguen en la impunidad.
Culparon a los pilotos de la tragedia, pero la planificación fue realizada por otros oficiales. Una seguidilla de errores y negligencias desencadenaron la muerte de 21 personas que salieron desde el grupo 10 de la FACh con destino a Juan Fernández a bordo del CASA 212. Sin posibilidad de retorno, con sobrecarga de pasajeros y con una inestable condición climática, el C-212 emprendió el vuelo en el que iba Felipe Cubillos junto a cinco compañeros del Desafío Levantemos Chile, dos funcionarias del Consejo de la Cultura y las Artes, cuatro miembros de la Fuerza Aérea de Chile y cinco de TVN, liderados por el reconocido animador Felipe Camiroaga. Cuatro tripulantes y 17 pasajeros en total. Dos de ellos no estaban consignados en el plan de vuelo, pero la copia del manifiesto de carga desapareció misteriosamente. ¿Por qué emprendieron vuelo si todo hacía presagiar un elevado nivel de riesgo? La investigación del accidente no buscó aclarar si hubo una orden directa de despegue. Los teléfonos de la tripulación no fueron periciados. Han pasado 10 años y las heridas siguen abiertas. Si bien la reparación llegó en materia civil y responsabilidades institucionales, pero no hubo justicia en lo penal. Los responsables de la Operación Centauro siguen en la impunidad.