El fin de los senadores designados y más facultades fiscalizadoras para la Cámara fueron algunas de las 58 modificaciones aprobadas en agosto de 2005 con la firma del ex mandatario. Una iniciativa hasta hoy considerada la más profunda reforma a la Constitución de Pinochet y que abrió el debate respecto al espíritu de la actual Carta Magna.
“Tenemos hoy por fin una Constitución democrática, acorde con el espíritu de Chile, del alma permanente de Chile”.
Esas fueron las palabras que el presidente Ricardo Lagos dijo en agosto del 2005 una vez que se plasmó en el Diario Oficial la Ley 20.050. La legislación evidenciaba el mayor cambio realizado a la Constitución de 1980, escrita bajo la dictadura militar de Augusto Pinochet.
El momento fue de celebración. Para muchos, significaba dejar en el pasado la designación de senadores y su permanencia vitalicia.
Lee también: Del binominal a los senadores designados: El rol de la Constitución de 1980 en democraciaA 15 años de esa modificación, el ex mandatario habló con Constitución 80: Camino al Plebiscito, el programa especial de CNN Chile y CHV Noticias, y señaló que esta reforma permitió "sacar los enclaves autoritarios, aquellos enclaves abiertamente propios de una dictadura”.
Las modificaciones fueron 58 en total, sin embargo, entre las más importantes se consideró:
“Era para celebrar que, después de 25 años, desde la Constitución del '80 de Pinochet hasta ahora, termináramos con esos enclaves. Era para celebrarlo”, sostiene Lagos.
En ello coincide el ex senador José Antonio Viera-Gallo, quien en ese entonces presentó una de las reformas que dio paso a estos cambios. “Fue un cambio muy profundo, porque se dejó atrás la anomalía autoritaria de la Constitución. Por eso, cuando el presidente Lagos dijo que pasaba el test de la democracia, tenía toda la razón”, aseguró.
Lee también: Constitución de 1833: ¿Por qué duró casi 100 años?Viera-Gallo sostiene que “estaba la necesidad de terminar con los enclaves autoritarios” y que, debido a eso, se decidió, junto al ministro del Interior de la época, José Miguel Insulza (PS), presentar un proyecto de reforma constitucional.
“Ese proyecto dio origen a otra iniciativa que presentaron cuatro senadores de la Alianza por Chile, la coalición de derecha. Entonces, en la comisión de Constitución del Senado, y teniendo a la vista ambos proyectos, se inició el proceso de discusión, tema por tema, lo que luego permitió llegar a los cambios del 2005.
Las modificaciones impulsadas han llevado a que incluso algunos expertos hablen de una nueva Constitución a partir de ese año.
El director del Centro de Derecho Público y Sociedad de la Universidad San Sebastián, Arturo Squella, indica que “en definitiva, el presidente Lagos fue acuñando que con esto se cerraba el ciclo de la transición y, por lo mismo, se empezó a hablar de que era la Constitución de Lagos. Tú revisas hoy día la Constitución y efectivamente tiene la firma de él”.
Es una postura que, de hecho, comparte Squella, ex diputado y abogado constitucionalista. “Es el presidente el que firma el Decreto Supremo N°100, el 22 de septiembre de 2005, por el cual se da curso a esta reforma constitucional, y la manda a publicar para que sea obligatoria y conocida por todos los chilenos. Y no sólo eso, sino que en el gesto político de decir que esta es la Constitución que nos representa a todos, y que da por terminado el proceso de transición en nuestro país”, asegura.
Para el doctor en Derecho y académico en Derecho Constitucional de la Universidad Andrés Bello, Hugo Tórtora, no es correcto hablar de "la Constitución de Lagos": “en rigor, lo que sufrió el 2005 la Constitución fue una modificación. Fue una reforma importante, pero no es una nueva Constitución. Y lo que lleva su firma es el decreto que ordena el articulado de la constitución ya existente”.
Lee también: Lagos: “Que la actual Constitución lleve mi firma no significa que no esté de acuerdo en redactar una nueva”Dentro de los cambios aprobados se permitió dictar este nuevo decreto que llevó a sistematizar y coordinar el contenido de la Carta Magna, pero para Tórtora esto no implicó cambios de fondo.
“Esto no significó eliminar el modelo de la Constitución del '80 ni tener una democracia plena. Siguió siendo una democracia contenida por muchos amarres que seguimos viendo. Se entiende la alegría de los partidos de la Concertación, pero en estricto rigor, el modelo se mantuvo a pesar de los cambios constitucionales”, plantea el docente.
La visión es compartida por el ex presidente Lagos, quien indica que “sigue siendo una Constitución que tiene una obsesión con el rechazo de lo público. Una Constitución que le obliga y garantiza que tiene que haber una salud pública y una privada. Y no puede discriminar en la educación pública. El Estado de Chile tiene que ser igual para la educación pública que la privada, pero ¡por dios! ¿Cómo el Estado no puede decir 'no, es más importante la educación pública'?”.
Agrega que “son muchas las normas que están ahí pétreas, que no se pueden cambiar, y por eso es tan importante esta Constitución que va a emerger si gana el Apruebo en el Plebiscito”.
Pese a esto, para Hugo Tórtora, “es entendible la alegría que sintió buena parte del sistema político chileno al aprobar esta reforma, porque se obtuvo a pesar de que seguían habiendo en el Congreso senadores designados, a pesar de que seguía existiendo un sistema binominal, y a pesar de los altos quorum que pedía y que pide la Constitución. Lo podemos entender como un logro, pero en ningún caso como alcanzar una democracia plena y absoluta en los términos como se ha querido dar a entender”.
Para Squella, al contrario, se trata de analizar las condiciones en que se debatieron los cambios: “en ese entonces se hablaba de la Constitución de Ricardo Lagos. Y no sólo eso, desde La Moneda se procuraba que se hablara de la Constitución de Lagos, porque era una suerte de legado fundamental”.
“Recordemos que en el Congreso estuvieron durante cinco años discutiéndose, tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados, las reformas sustantivas a todos y cada uno de los capítulos que tiene la constitución y los votaron a favor. Y al final ese es el tema, lo votó a favor tanto la Concertación como la Alianza por Chile, y en cada una de esas sesiones participó directamente el Gobierno a través del ministro del Interior”, agrega el ex diputado.
Lee también: Plebiscito de 1989, el día que la Concertación y la dictadura fueron juntas por el AprueboJosé Antonio Viera-Gallo, por su parte, sostiene que cada uno de los cambios constitucionales realizados desde 1989 tiene una relevancia particular y que, por lo tanto, todas permitieron ir eliminando ciertas imposiciones de la dictadura, aunque el modelo es perfectible.
“Los pasos que se dieron en esa época fueron importantes. Por ejemplo, se aumentaron las funciones fiscalizadoras de la Cámara de Diputados y las facultades del Congreso en los tratados internacionales. Y algo que no estaba en el proyecto y que surgió al final: garantizar plenamente los derechos humanos en el estado de excepción”, finaliza.