Luego de semanas de tensión con el Tribunal Supremo por la investigación en su contra, el mandatario brasileño advirtió que "no podemos aceptar más presiones políticas en nuestro país.". Un discurso que realizó en medio de las masivas protestas de sus adherentes y opositores.
En muestra del respaldo popular que mantiene Jair Bolsonaro, las calles de algunas ciudades de Brasil se tiñeron de verde en marchas que buscaban apoyar su labor, además de celebrar el día de la independencia de dicho país. Una fiesta nacional que el mandatario utilizó para agitar a sus bases en medio de su peor momento político. Con una asistencia menor a la esperada, miles respondieron a la convocatoria que hizo Bolsonaro en nombre de la libertad, luego de semanas de tensión con el Tribunal Supremo. Desde Brasilia, el presidente alzó la voz y lanzó un ultimátum a los magistrados que lo investigan por divulgar noticias falsas y amenazar la democracia. "No podemos aceptar más presiones políticas en nuestro país. O el jefe de ese poder encuadra a los suyos, o ese poder puede sufrir aquello que nosotros no queremos", dijo. Los adherentes del ultraderechista dicen estar en contra de lo que llaman dictadura judicial e incluso otros piden la intervención militar. Mientras que separados por apenas unas cuadras, los detractores de Bolsonaro también marcharon en Sao Paulo, ya que la gestión de la pandemia, la crisis económica y la sequía, solo han reforzado la indignación contra el mandatario.