De las violaciones, 132 han sido a menores de edad, quienes están desprotegidos en la cuarentena dice Nancy Tolentino, directora ejecutiva del programa nacional Aurora. "Lamentablemente el agresor suele ser muy cercano a la familia o incluso parte de ella", señaló.
La violencia machista no da respiro a Perú ni en la cuarentena por el COVID-19 y, tras ocho semanas de confinamiento, se registran 12 femicidios y 226 violaciones, de ellas 132 a menores de edad, a quienes el aislamiento dejó confinadas y desprotegidas ante sus asesinos o violadores.
"Esta grave problemática definitivamente no se ha detenido durante la cuarentena", confirmó en una entrevista a la Agencia Efe Nancy Tolentino, directora ejecutiva de Aurora, el Programa Nacional para la Prevención y Erradicación de la Violencia Contra las Mujeres del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP).
Al igual que en otros países, la medida de contención contra el coronavirus ha demostrado que es precisamente dentro del ámbito doméstico donde se produce buena parte de la violencia contra las mujeres, la mayoría de veces dentro del mismo entorno familiar.
Lee también: Bogotá suspende separación de los sexos debido al regreso laboral de más de 2 millones de personasEn el caso particular de las violaciones, "lamentablemente el agresor suele ser muy cercano a la familia o incluso parte de ella. En algunos casos ha sido el vecino, pero en otros el padrastro, el abuelo, el tío e incluso el propio padre", detalló Tolentino.
Con las cifras aún frescas de los 166 femicidios de 2019, el peor año de la última década, el 2020 ya suma 47 con cuarentena incluida, según los datos hasta el 5 de mayo. "La violencia machista ha continuado tomando distintos rostros", apuntó Tolentino.
El caso más grave se produjo a mediados de abril en la sureña región andina de Ayacucho, donde un hombre no solo mató a su pareja con un arma de fuego, sino que también acabó con la vida de la hija de esta, de 2 años; y de su hermana, de 13.
Lee también: Desempleo en EE.UU. se dispara diez puntos en abril y alcanza niveles de la Gran DepresiónAnte esta situación, el Gobierno de Perú estableció un decreto a finales de abril para que los jueces puedan otorgar medidas de protección urgentes, como el retiro del agresor del hogar, sin necesidad de hacer audiencias durante esta emergencia sanitaria.
Las 226 violaciones durante la cuarentena suponen un preocupante incremento respecto al mismo periodo del año anterior, anotó Tolentino. Casi el 60% de las víctimas eran menores de edad (niños, niñas o adolescentes), una proporción similar a la de los miles de casos de violación que se denuncian anualmente en Perú.
Entre esos casos conmocionó el de una niña de 11 años que fue violada por su padrastro y por el hermano de este mientras su madre había salido de la vivienda para realizar unas compras, en el populoso distrito limeño de San Juan de Lurigancho, el más poblado de la capital. La misma víctima lo denunció en una comisaría.
También está el caso de una menor en la región andina de Puno, fronteriza con Bolivia, violada por su padrastro. Fue el hermano de esta, también menor de edad, el que denunció el crimen.
"Nos duele a veces la complicidad en algunos casos de la persona al cuidado de estos menores. En algunos casos como este la propia madre conocía el hecho y no lo ha denunciado", lamentó Tolentino.
Los menores están ahora resguardados y separados del padrastro y de la madre. Si las víctimas no pueden guarecerse en la casa de un familiar, son acogidas en alguno de los 14 hogares administrados por el programa Aurora, que durante la cuarentena recibieron a 65 víctimas (32 mujeres y 33 menores que las acompañaban).
"Estos datos nos obligan a replantearnos como sociedad la forma de crianza y el desarrollo de una mayor protección y defensa de las niñas y adolescentes", señaló Tolentino.
En ese sentido, valoró los casos de vecinos, amigos o familiares que tomaron la iniciativa de llamar a la Línea 100 del programa Aurora para denunciar casos de violencia, lo que permitió atender a varias víctimas y darles seguridad.
En total han sido más de 2.600 los casos de violencia doméstica, familiar o de género atendidos por el programa Aurora entre el 16 de marzo y el 5 de mayo a través de sus distintos servicios para la ayuda y prevención.
Durante el confinamiento estos servicios se han tenido que reinventar, al estar cerrados los casi 400 Centros de Emergencia Mujer (CEM). A cambio se conformaron 209 equipos itinerantes para acudir a los domicilios de las víctimas y, en caso de que no pudiesen, el caso se delega a la Policía.
También se reforzó la Línea 100, que antes de la emergencia sanitaria recibía más de 12.000 llamadas al mes, y durante la cuarentena se han incrementado en un 43,2%. El Chat 100 ha recibido más de 1.800 consultas durante el periodo de confinamiento.
Durante esta etapa se ha hecho un esfuerzo adicional en la prevención, con un equipo de unos 70 psicológicos, cinco de ellos de la organización feminista Manuela Ramos. Aunque son minoría, también llaman hombres a los que se les aconseja para manejar sus emociones y evitar situaciones de violencia contra su mujer o sus hijos.
Los países vecinos de Perú en la región también continuaron registrando femicidios y violaciones. Es el caso de Argentina, con 45 femicidios registrados durante la cuarentena, 17 en Honduras y 5 en Bolivia.
Las llamadas a los teléfonos de emergencia para víctimas de violencia machista y doméstica también se han incrementado durante este periodo, como es el caso de Colombia, con un aumento del 103%; de México, con un 60%, o de Argentina, con un 39%.