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El avance de la pandemia en nuestro país ha dejado al descubierto la relevante labor que realiza día a día el personal de la salud. No sólo porque su labor es fundamental para salvar vidas, sino porque exponen la suya en un contexto de crisis sanitaria que no da tregua.
Un trabajo que, sin duda, requiere de gran vocación y entrega. Un ejemplo de ello es la historia de Richard Hermosilla, paramédico del SAMU de San Antonio, quién conversó en extenso con CHV Noticias.
"La tos no me dejaba respirar, me ponía morado"
Richard tiene 39 años, trabaja aproximadamente hace un año en el SAMU como paramédico, y estos meses de pandemia le ha tocado un trabajo extenuante. Su misión consiste en trasladar pacientes críticos desde el Hospital Claudio Vicuña hasta el Carlos Van Buren de Valparaíso.
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"Yo hice seis traslados COVID-19 graves antes de enfermarme, dentro de uno de esos traslados yo me contagié. A los días empecé con los malestares, el día 28 de abril empecé con la sensación febril y el dolor muscular, tres días después caí con una urgencia respiratoria, tenía una neumonía bilateral y ahí fui trasladado a la UCI del IST de Viña del Mar", relata Hermosilla.
Una enfermedad que empeoró y que lo mantuvo por diez días en la UCI, a un paso de necesitar un ventilador mecánico. "La tos que yo tenía me dejaba sin respirar, me llegaba a poner morado, el día siete de hospitalización fue el más crítico para mí: estuve toda la noche con tos, con fiebre y no me podía mover de la cama", cuenta.
Así de agresivo se comportó el virus con Richard, quién, lamentablemente, contagió a su esposa Gisele y también a su hijo mayor. Ella nos comentó que como familia "lo pasamos re mal, porque él estuvo hospitalizado, ver que me había contagiado a mí, a mi hijo. Verlo a él, a través de las videollamadas que cada vez se sentía peor, era tremendo y pensar en qué iba a terminar esto, era una incertidumbre horrible".
"Sentí la necesidad de volver, a pesar de mis miedos"
Hasta el 8 de mayo, este paramédico estuvo en la UCI, comenzó a mejorar día a día y volvió a su casa en El Quisco. El 21 del mes pasado retomó sus funciones.
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"Decidí volver a trabajar, porque a la falta de los titulares en el SAMU, contrataron a mucha gente nueva, paramédicos sin experiencia en el área. Viendo eso, sentí la necesidad, tenía que aportar volviendo a trabajar, a pesar de todos mis miedos", expresó el profesional.
Un claro ejemplo de vocación, porque más allá del miedo latente a volver a contagiarse, está la necesidad irrenunciable de ayudar a otros, de salvar la vida de otros: "Existe mucho miedo, de hecho, antes de ayer hice dos traslados de pacientes críticos al Van Buren. Difícil, pero había que hacerlo".
En este sentido, la esposa de Richard recalca la voluntad de servicio de su esposo: "La vocación que tiene él no la transa por nada. Apenas lo dieron de alta, lo único que quería era volver a su trabajo y ayudar a las personas, quería contar su testimonio para que la gente tome conciencia, de que esto no es un juego".
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Richard Hermosilla es uno de los tantos funcionarios de la salud que se han contagiado con COVID-19, debido a la exposición que el personal día a día tiene con el virus. Es más, según nos mencionó este funcionario, de las 40 personas que trabajan de base en el SAMU de San Antonio, 38 se contagiaron del nuevo coronavirus.
De hecho, en la Región de Valparaíso, según el informe entregado este miércoles por autoridades locales, hay 612 personas pertenecientes al personal de salud que se han contagiado.
"Hay que dar la pelea, nosotros estamos ayudando a la gente, pero la gente no nos está ayudando a nosotros. Estamos sufriendo, tratando de sacar adelante esto, pero la gente anda como si nada pasa. Esto es grave, esto te pilla mal parado y te mata", advierte Richard, en una especie de llamado a la ciudadanía para que actúe con responsabilidad y permanezca en casa, respete el aislamiento y la distancia social.
03/06/2020
20:00
