Una nueva investigación de abuso sexual fue informada por la Iglesia Católica luego que un hombre indicara que el sacerdote Luis Alberto Fuica Soto abusó de él en 2001, en Penco. La indagatoria finalizó enfatizando en que la víctima también tiene responsabilidad porque era un adulto cuando ocurrieron los hechos.
Hace dos días, a través de una carta, el denunciante del religioso Luis Fuica recibió las conclusiones de la investigación canónica previa que la Congregación de Misioneros Redentoristas realizó durante los últimos dos meses. Fue producto de la pandemia que no existió un mayor acercamiento entre el hombre y la entidad, pero lo que mayor sorpresa le causó fue la conclusión de lo investigado: la falta existió, pero se deduce que también bajo responsabilidad de la víctima.
“La investigación realizada concluye que la acusación que tú has presentado es verosímil, tratándose de una falta al sexto mandamiento cometida por el padre Luis hacia tu persona. Sin embargo, en el mismo espíritu de búsqueda de la verdad, la conclusión de la investigación sostiene que tú al momento del acto contra el sexto mandamiento no eras menor de edad”, indica la misiva firmada por Carlos Pérez Triviño, vicario provincial, y José Rodríguez Aravena, superior provincial de la comunidad de los Misioneros Redentoristas en Chile.
El hombre, quien prefiere resguardar su identidad, declara que la actitud de la iglesia es repudiable. “Yo he tenido que presionar para que, por favor, me informaran la resolución. Ningún contacto, ha sido muy frío el trato. Hice la denuncia en el arzobispado y ellos se lo derivaron a la Congregación y esto por supuesto que no me deja conforme”, indicó.
Según su relato, él tenía 17 años cuando fue abusado por el sacerdote, pero la cercanía entre ambos comenzó un tiempo antes, sostiene el denunciante.
“Me invitaba a misas a Lota y yo iba con él. Me invitaba a la casa parroquial y a su pieza en las tardes. Incluso, un par de veces dormí con él. Y ahí fue cuando ocurrieron los abusos. Para mí era el máximo ejemplo a seguir, no veía una mala intención. Yo era, entre comillas, el predilecto del párraco. Ahora, con terapia psicológica puedo contar esto, porque antes me sentía culpable”.
El superior provincial José Rodríguez, a cargo de la investigación, se refiere al denunciante como víctima, pero marca diferencias con respecto a los años que éste tenía: “Si es menor de edad, es delito. Si es mayor de edad, hay una responsabilidad también detrás (de la víctima). Los hechos son repudiables y es por eso que al padre desde un principio lo suspendimos de su ministerio público. No ha celebrado misa y, hasta ahora, sigue con su ministerio público suspendido hasta que pueda hacer una terapia psicológica que lo ayude a sanar”.
Lee también: “¿Cuántas horas rezabas?”: Las polémicas encuestas a denunciantes de abusos de sacerdotes que complican a la PUCY así lo indica también la carta dirigida al hombre que hoy tiene 36 años. El sacerdote Luis Fuica fue suspendido de sus funciones en junio mientras era el párroco de Chaitén, a la espera de la investigación previa pero también de una terapia. La carta sostiene, además, que como Congregación lamentan los hechos “con mucho dolor, tristeza y vergüenza”.
El superior provincial de la comunidad de los Misioneros Redentoristas define la situación como “una imprudencia”. Asegura que “es una falta que no deja de ser grave, de acuerdo a que él es sacerdote, que es religioso, y que hay un compromiso con la iglesia y con los laicos”. Con respecto a si cree que hay responsabilidad del denunciante por ser mayor de edad al momento del abuso, responde que “así se deduce. Es una conducta inapropiada entre mayores”.
Para el vocero de la Red de Sobrevivientes de Abusos Eclesiásticos de Chile, Helmut Kramer, la edad no debería ser cuestión de debate en el caso. “Lo que hay es un abuso independiente de eso. En el fondo, te dicen que si cumpliste 18 años eres responsable de tus actos. Un día antes, no eres responsable. Y es algo que se repite hasta el cansancio. Ellos lo toman así como iglesia, no como congregación”, indica.
En esta red de víctimas consideran como sujetos de vulneración no sólo a los niños, niñas y adolescentes, sino que también a los “adultos vulnerables abusados”. Se entiende, dicen, porque “claramente estás en un estado de vulneración sobre alguien que tiene el poder sobre ti y ese poder se lo da la sotana y el crucifijo”.
Lee también: Francisco José Cox: La impunidad y el encubrimiento al alero de la Iglesia CatólicaCon respecto al futuro de este caso, Kramer asegura que “el perdón es una palabra que ha perdido sentido”. “Ellos parten de la base que el abusador es un pecador, y que debe tener algún problema que le hace terminar abusando de la gente. Y lo único que no toman en consideración es que es un delincuente”, puntualiza.
El denunciante ahora se dispone a llevar el caso a la justicia contra Fuica, la Congregación y también la Iglesia. “Lo quiero hacer sin duda, después de la respuesta y de la frialdad que han tenido. Quiero denunciar, quiero difundir, que lo sepan acá en Penco, donde lo tienen en un altar. Él recorrió el país igual y estuvo en Uruguay, y quiero que cualquier persona pueda denunciar porque tiene que haber más de un caso. Tienen que haber”, especula.
La comunidad de los Misioneros Redentoristas en Chile lo descarta, asegurando que “no hay más víctimas en este caso”, pero que “sería muy doloroso” si así fuera.