Una de las características que más se asocia a esta figura católica es que tras sobrevivir intacta al terremoto de 1647, la corona de espinas que tenía en su cabeza finalmente terminó en su garganta por motivos desconocidos.
Son diversos los nombres que se le adjudican a esta figura que por cientos de años ha sido venerada por los fieles de la Iglesia Católica. Mismo tiempo en que las historias sobre su origen y leyendas respecto de su vínculo con los terremotos, han continuado creciendo y alimentándose hasta el día de hoy.
Se trata del denominado Señor de la Agonía, que posteriormente se hizo conocido como Cristo de Mayo o Señor de los Temblores. Un crucifijo con la imagen de Jesús que se remonta a la época colonial, ya que fue tallado en el siglo XVII, y que a la fecha puede ser visitado en la Iglesia San Agustín, ubicada en el centro de Santiago.
Su popularidad a nivel nacional se ha incrementado con el pasar del tiempo. Pero para ello primero es necesario conocer el origen de los mitos que la rodean.
Un 13 de mayo de 1647 se registró un gran terremoto que azotó al país, provocando enormes daños a las construcciones de ese entonces. De acuerdo con el relato de esa época, el sismo tuva una duración de "tres credos", algo así como 10 minutos, y su magnitud habría sido cercana a los 8.5 grados.
Hubo muchas casas que terminaron en el suelo e incluso destrucciones masivas en ciudades del país. Pero en el caso de la Región Metropolitana, solo algunos muros de la Iglesia de San Agustín lograron mantenerse en pie. Uno de ellos era precisamente el que sostenía al Señor de la Agonía.
La historia no termina allí, ya que una vez que el obispo agustino Gaspar de Villarroel acudió el lugar para catastrar las pérdidas, notó que la figura continuaba erguida en la pared. Pero eso no es todo, ya que un detalle particular captó su atención: La corona de espinas que tenía en su cabeza, descendió hasta su cuello.
Al intentar el obispo devolver la corona a su lugar, cuenta la leyenda que se produjo una réplica del terremoto. Desde entonces, el crucifijo se ha mantenido intacto y solo con cambios en su vestuario, a fin de honorar la figura.
Ante este acontecimiento, el Señor de las Agonías pasó a ser conocido como Cristo de Mayo, ya que desde entonces se inició la tradición de una peregrinación que venera esta figura cada 13 de mayo. Una acción que ha congregado a muchos feligreses durante los años, excepto en tres ocasiones que marcaron otro hito.
En 1959, 1984 y 2009 fueron las tres veces en que no se realizó las procesión, mismo tiempo en que se registraron los impactantes terremotos que nuevamente destruyeron al país. Pero cabe señalar que los sismos no ocurrieron esos años en sí, sino que tiempo después (1960, 1985 y 2010, en el caso del 27F).
Por lo mismo, la intriga asociada al Cristo de Mayo sigue aumentando y la creencia de su vinculación a los sismos llevó a que se hiciera conocido también como Señor de los Temblores.
Cabe mencionar que esta incertidumbre se hizo latente recientemente debido a la pandemia, ya que las peregrinaciones debieron ser suspendidas durante el 2020 y 2021 por motivos sanitarios. Pero de todas maneras se llevaron a cabo las misas correspondientes a través de plataformas streaming.
La leyenda del Cristo de Mayo también se vincula a Catalina de los Ríos y Lisperguer, más conocida como la Quintrala. Una mujer que históricamente ha estado ligada a una supuesta relación con el diablo y que, entre otras cosas, azotaba a sus esclavos.
Esta mujer de la época colonial, según el escrito Los Lísperguer y la Quintrala de Benjamín Vicuña Mackenna, habría tenido en su casa la figura del crucifijo.
Según la primera versión, mientras Catalina golpeaba brutalmente a uno de sus peones, la mirada del Señor de la Agonía le produjo una congoja que incluso llevó a que dudara de su acto. Esto desató su furia y la orden de que la figura fuese lanzada por una ventana.
La historia apunta a que religiosos del convento San Agustín, vecinos en ese entonces de la Quintrala, recogieron el crucifijo y lo pusieron en el altar en que se mantiene en la actualidad.
La segunda versión plantea que Catalina le hizo una promesa al Cristo de Mayo. En una especie de manda, le habría dicho que si la salvaba de ir a prisión por alguno de los delitos que cometió, entonces todos los días encendería dos velas en su honor.
La leyenda cuenta que la Quintrala fue absuelta, por lo que finalmente cumplió a cabalidad lo que había prometido.