Los insectos "eligen" a personas por un detalle muy particular, el cual no es ni la cantidad de azúcares ni el tipo de sangre. Las conclusiones podrían ayudar a crear nuevos repelentes.
Una práctica muy común se ha vuelto rascarse diversas partes del cuerpo y notar que hay ronchas producto de esto, las que llegan por la picadura de mosquitos y que se vuelven una verdadera molestia.
¿A qué se debe esto? ¿Es verdad que algunas personas son un "imán" para estos insectos? Un estudio de la Universidad Rockefeller de Nueva York, difundido por la revista especializada Cell, trató de aclarar gran parte de estos misterios, dando a conocer un punto clave.
Se trata del olor, específicamente en los niveles de ácido carboxílico que salen de la piel. Las personas que tengan un alto nivel de éstos son casi 100 veces más "atractivas" para estos chupasangres.
El mencionado ácido se genera en la capa de sebo que recubre la piel y son usados por las bacterias para producir un olor muy particular. Precisamente, ahora se verá la posibilidad de modificar el sebo para saber si eso altera las picaduras.
Los análisis se hicieron en base a la hembra Aedes aegypti, la que es responsable de propagar enfermedades como el dengue, la fiebre amarilla y el zika, patologías que han causado millones de muertes a nivel mundial.
Asimismo, se indicó por parte de los especialistas que no hay mayores indicios de que los azúcares o el tipo de sangre sean relevantes en las personas más afectadas por las picaduras, es decir, no influye.
Lo fundamental es que estos resultados ayudarán a preparar nuevos repelentes que puedan evitar que los moquitos se sientan tan atraídos hacia la piel humana.