El estudio indica que el cambio climático podría provocar más de 15 mil nuevos casos de mamíferos que transmiten virus a otros, cambiando los hábitats de la vida silvestre y aumentando las probabilidades de intercambiar algunos patógenos existentes.
Se estima que al menos 13 especies -desde murciélagos hasta gorilas- son huéspedes del virus del ébola. En ese sentido es que su distribución geográfica, y por tanto, las zonas de riesgo de contagio, se limita a los sectores occidentales de África Central, sin embargo, debido al cambio climático, se están moviendo hacia nuevos territorios.
En ese sentido, se cree que dichos animales tendrán hasta 3.695 nuevos contactos con otros mamíferos de otros continentes, lo que provocaría un centenar de eventos de transmisión vírica.
El estudio elaborado por Nature, indica que el cambio climático podría provocar más de 15 mil nuevos casos de mamíferos que transmiten virus a otros, cambiando los hábitats de la vida silvestre y aumentando las probabilidades de intercambiar algunos patógenos existentes.
"Muchos investigadores dicen que la pandemia de COVID-19 probablemente comenzó cuando un coronavirus previamente desconocido pasó de un animal salvaje a un humano: un proceso llamado transmisión zoonótica. Un aumento previsto en los virus que saltan entre especies podría desencadenar más brotes, lo que representa una grave amenaza para la salud humana y animal por igual", indica el documento.
El estudio sería el "primer paso crítico para comprender el riesgo futuro del cambio climático y del uso de la tierra en la próxima pandemia", dice Kate Jones, quien modela las interacciones entre los ecosistemas y la salud humana en el University College London.
En ese contexto es que el estudio predice que gran parte de las transmisiones de virus ocurrirían cuando las especies se encuentren por vez primera, luego de que se trasladen a lugares más fríos debido al alza de las temperaturas.
"Esto ocurrirá con mayor frecuencia en ecosistemas ricos en especies en elevaciones altas, particularmente en áreas de África y Asia, y en áreas densamente pobladas por humanos, incluida la región africana del Sahel, India e Indonesia
Los autores de esta investigación han hecho este mismo cálculo para miles de mamíferos que están migrando, y creen que el peligro de una nueva pandemia no dejará de aumentar en las próximas décadas", explica el documento.
Por su parte, se proyecta que los murciélagos estén involucrados en la transmisión viral. Se cree que dicha especie es parte de los orígenes del COVID-19 y son reservorios conocidos de virus, y constituyen alrededor del 20 % de los mamíferos.
Además, el equipo investigador dice que, en parte -porque los murciélagos pueden volar- "es menos probable que experimentan barreras para cambiar sus hábitats".
Por otra parte, aunque Jones celebra el estudio, insta a la cautela al discutir sus implicaciones para la salud humana. “Predecir el riesgo de saltos virales de mamíferos a humanos es más complicado, ya que estos efectos secundarios tienen lugar en un entorno socioeconómico humano y ecológico complejo", indica.
"Muchos factores podrían reducir el riesgo para la salud humana, incluida una mayor inversión en atención médica o que un virus no pueda infectar a los humanos por algún motivo", agrega.
En esa misma línea, los creadores de la investigación señalan que aún así no hay tiempo que perder con relación a la problemática. "La Tierra ya se ha calentado más de 1 °C por encima de las temperaturas preindustriales, y esto está impulsando la migración de especies y el intercambio de enfermedades. Está sucediendo y no se puede prevenir, incluso en los mejores escenarios de cambio climático”, explica Gregory Albery, ecologista de enfermedades de la Universidad de Georgetown en Washington DC.
Finalmente, aseguran que a medida que las personas comienzan a prepararse y adaptarse al calentamiento global, la mayoría de los esfuerzos se centran en actividades como detener la deforestación o reforzar los diques.
Pero Colin Carlson, coautor del documento y biólogo del cambio global precisa que aunque -es en cierta medida inevitable el aumento en la transmisión de enfermedades- lo anterior "no es excusa para la inacción". Conforme a lo explicado, se detalla que la "preparación para una pandemia y la vigilancia de enfermedades también son una adaptación al cambio climático".