Se requieren un par de condiciones básicas para que las consecuencias de estas explosiones naturales afecten las condiciones atmosféricas en el planeta. ¿Cuáles son? Aquí lo revelamos, así como repasamos eventos históricos a propósito de lo ocurrido en Tonga.
La erupción del volcán submarino Hunga-Tonga-Hunga-Ha'apai en Tonga, Oceanía, en plena Polinesia, sorprendió al mundo por su espectacularidad, los registros que se viralizaron por las redes sociales, las consecuencias catastróficas que aún no se conocen por completo y el tsunami que alertó a todo el Océano Pacífico.
Más allá de lo anterior, en lo que a nuestro ámbito respecta, nos hicimos la pregunta: ¿Influyen este tipo de manifestaciones naturales en el clima de la Tierra? La respuesta es sí, aunque depende. ¿De qué?
“Las erupciones volcánicas emiten una enorme cantidad de aerosoles, es decir, de partículas en suspensión, las cuales pueden atenuar la radiación solar dispersándola de vuelta al espacio. Por lo tanto, cuando las erupciones volcánicas son descomunales pueden generar atenuaciones temporales, breves, en la temperatura global” nos ilustra Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago de Chile (Usach).
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Erupción de Volcán🌋#HungaTonga en Enero 15 añadió nuevo hotspot de #SO2 al Pacífico👇#SO2 es un precursor de #Aerosoles(partículas en suspensión) q al dispersar #RadiacionSolar☀️de vuelta al espacio puede causar pequeño enfriamiento temporal del planeta🌍.https://t.co/OsWPmkr28g pic.twitter.com/oaewwPjDxH
— Antarctica.cl (@Antarcticacl) January 16, 2022
Para ese efecto se concrete se requieren 2 condiciones: “Que las erupciones sean gigantescas, sostenidas en el tiempo, y que se originen en el trópico, es decir, en el cinturón central del planeta. ¿Por qué? Porque así estos aerosoles se pueden distribuir de manera más homogénea por el mundo”, detalla el líder del grupo de investigación @Antarctica de la Usach.
Para ejemplificar lo anterior, Cordero, explica lo que “pasó con la erupción del volcán Calbuco (2015), en la región de Los Lagos, en dónde las partículas en suspensión viajaron hacia la Antártica por lo que tienen un efecto más local y no global”.
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“Las erupciones volcánicas inyectan a la atmósfera gases como el vapor de agua y dióxido de carbono que calientan el planeta, sin embargo, las cantidades son pequeñas en comparación a las asociadas al calentamiento global. Por otro lado, los volcanes también emiten partículas de cenizas, polvo y dióxido de azufre (SO2), las que tienen la capacidad de producir todo lo contrario: un enfriamiento”, detalla Ricardo Vásquez, especialista de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC) a través del artículo “Erupciones Volcánicas: ¿Cómo afectan al clima?”
“Centrándonos sólo en los efectos asociados a las cenizas y polvo, estos son mayormente locales, produciendo un enfriamiento alrededor de la zona de la erupción, debido a que impiden que la luz solar alcance la superficie, aunque tienden a caer rápidamente. Sin embargo, si las partículas de polvo más pequeñas alcanzan la estratósfera pueden durar meses en el aire y dispersarse a mayores distancias generando un enfriamiento en grandes áreas”, señala el escrito del meteorólogo.
Una gran erupción en una isla formada hace muy poco. Un volcán submarino que ha sido protagonista de estas horas. Un tsunami que ha puesto en alerta (y ha afectado también) a miles. ¿Hablemos de Tonga?
— Cristian Farías (@cfariasvega) January 15, 2022
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“Diferentes estudios han mostrado que la máxima concentración de partículas inyectadas por las erupciones volcánicas en la estratósfera se produce aproximadamente un año después de la erupción y luego comienza a descender lentamente, mientras que la temperatura presenta un comportamiento inverso”, concluye el experto de la DMC.
Lo cierto es que, y así lo ha comprobado la ciencia, las colosales erupciones volcánicas como en Indonesia 1883, Guatemala 1902, Indonesia 1963, México 1982 y Filipinas 1991 pueden influir bajando un poco la temperatura media del planeta, pero por un momento, algo puntual, una pequeña pausa; una excepción brevísima dentro de una tendencia de calentamiento global que, más allá de estas minúsculas variaciones, continúa al alza provocada por la actividad humana.