Juan Pablo Arancibia, dirigente vecinal de la comuna, se refirió a los episodios de contaminación que se han registrado en la zona y sostuvo que "toda nuestra vida ha estado condicionada durante los últimos 50 años". "Teníamos una calidad de vida muy buena, preciosa. Nuestras playas tenían arenas blancas, dunas. Hoy no queda nada", dijo.
La escena habitual fueron ambulancias y carros de bomberos que se apostaron fuera de los colegios para atender la emergencia: mareos, dolores de cabeza, vómitos, desmayos y una gran indignación entre los habitantes.
"Toda nuestra vida ha estado condicionada durante los últimos 50 años", afirmó a Efe el dirigente vecinal Juan Pablo Arancibia, a pocas cuadras de uno de los colegios afectados por este nuevo episodio ocurrido el pasado lunes 6 de junio.
De acuerdo a Arancibia, “nunca se puede encontrar la fuente emisora de la contaminación, las sanciones nunca llegan y eso provoca mucha frustración en la población, que ve que esto se naturaliza".
La transformación de esta bahía, otrora un reconocido lugar de veraneo, empezó en 1961, con la fundación del parque industrial Ventanas en un contexto de fomento productivo impulsado por el Estado.
La lluvia ácida suprimió la fertilidad de la tierra, reduciendo en un 99% la superficie cultivada entre 1964 y 2007; después se deterioró el mar, que antes ofrecía una abundante pesca, y luego empezaron las enfermedades.
"Teníamos una calidad de vida muy buena, preciosa. Nuestras playas tenían arenas blancas, dunas. Hoy no queda nada", aseguró Alonso.