Diego González tiene 23 años, es estudiante de Administarción Pública en la Usach y reparte "Tabletones" y "Cholitos" a domocilio desde que comenzó la pandemia. Durante el jueves, una fotografía viralizó su historia en redes sociales.
"La foto que se viralizó fue porque esta semana ya me di cuenta de que me estaban cobrando la matrícula, entonces dije que necesitaba dinero lo más rápido posible para saldar esa deuda y fui a un semáforo camino a Melipilla donde se forma mucha congestión. Tenía que hacer algo que llamara la atención y que generara impacto", afirmó sobre la imagen donde aparece con un cartel ofreciendo sus productos.
El joven está becado en su universidad, pero desde que comenzó a estudiar ha trabajado como garzón y empaquetador en supermercados para costear sus gastos y la matrícula de su carrera. El COVID-19 lo dejó sin ninguno de estos empleos, por lo que decidió utilizar su cuenta de Instagram para generar recursos.
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"La gente solidarizó mucho, me pedían la cuenta para depositarme, en Twitter hicieron cruzadas. Fue algo que me emocionó, pero igual encuentro que la sociedad no debería hacerse cargo de eso. Es una responsabilidad del Estado. No podemos seguir haciendo rifas o bingos para financiar derechos sociales que a todos y a todas nos pertenecen", agrega.
En el Barrio Meiggs, Tiare Aceituno se instala prácticamente todos los días a vender. Dice es su forma de costear su vida mientras termina de estudiar Ingeniería en Recursos Humanos en el Duoc UC.
"Estoy estudiando hace tres años. El primero me lo pagué, pero para el segundo me dieron la gratuidad", afirmó la joven y agregó que "este año se me ha hecho más fácil porque como las clases son online puedo trabajar y desde aquí mismo veo en el celular las clases online, entonces se me ha hecho más fácil. Pero los años anteriores he tenido que estudiar y después venirme a trabajar".
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Emerson Ruiz comenzó este año a cumplir su sueño al entrar a la educación superior. La pandemia eso sí terminó por un par de meses con su fuente laboral. Quiere no solamente trabajar de manera formal ahora, ya que sus aspiraciones van mucho más allá.
El alumno de la carrera de Técnico en Conectividad y Redes afirmó que "pienso el día de mañana no solamente ser un técnico sino que ser un ingeniero. Si Dios lo permite puedo salir adelante, porque como ven yo trabajo en la calle, llevo el sustento para toda mi familia, tengo tres niños pequeños".
La computación desde pequeño, dice Emerson, lo apasionó, pero nunca antes había podido estudiar. Reconoce que durante años tomó malas decisiones. Estuvo detenido por robo con intimidación. Pero está decidido a buscar una nueva vida.
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"Estuve cinco años detenido en la Penitenciaría, pero yo no quiero ser más un delincuente. Mi necesidad de ser comerciante es algo con lo que quiero progresar en la vida", añadió.
Tres historias distintas, que se enlazan en el deseo de estudiar y buscar un mejor futuro, aunque el costo sea exprimir al máximo el día y la creatividad para generar recursos.
03/10/2020
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