Una de las razones está en el desconocimiento de la cantidad de alcohol sobre la cual comienza a ser dañina para el organismo.
Ya es algo visible en el comercio en general: junto con la carne, las bebidas alcoholicas son parte de los productos más adquiridos en tiempos de Fiestas Patrias.
Frente a este panorama, un reportaje de La Tercera se encargó de identificar por qué se bebe tanto en Chile. Las razones son varias, y una buena parte de éstas tiene relación a las falsas creencias que existen en la población.Te puede interesar: La traumante experiencia que vivió una periodista estadounidense al probar el terremoto
Según Paula Margozzini, académica de la División de Salud Pública y Medicina Familiar de la U. Católica, el alto desconocimiento de las cantidades que dañan el organismo y la baja percepción del riesgo son parte de las cuasas.
En detalle, la especialista explica que muchos desconocen que sobre dos tragos en el hombre y sobre un trago en la mujer comienza a aumentar el riesgo de sufrir cáncer y otras enfermedades crónicas. "El ‘trago estándar’ chileno trae en promedio 15 gramos de alcohol puro (más que en otros países)", detalla.
Agrega además que "los efectos protectores cardiovasculares en los que tantos se afirman para beber son muy discutibles, especialmente en hombres".
Para Ricardo González, urgenciólogo experto en toxicología de Clínica Alemana, el hecho que aún no se tome conciencia que el alcohol es una droga es parte del problema: "Disminuye los reflejos de la misma manera que lo hacen la cocaína o la marihuana, pero se toma como algo socialmente aceptado y eso se ve en que cada vez más jóvenes consumen alcohol".
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En el alto consumo de alcohol en el país también influyen asuntos ambientales y sociales. Margozzini hace énfasis en el bajo precio de las bebidas de alta graduación.
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"Una botella de un destilado en Chile cuesta 4 euros ($3.200), en Islandia cuesta 84 euros (67 mil). Además, no existe un precio mínimo por gramo de alcohol puro, ni ninguna regulación que evite que se le baje el precio en ‘ofertones’", señala.
A esto, destaca su gran disponibilidad: "Se vende alcohol incluso de alta graduación en cada esquina de Chile, supermercados, botillerías, etc., y en extensos horarios de venta, edad de venta baja y poco fiscalizada, y densidad de patentes municipales no cumplen norma en muchos lugares".
También está el riesgo de consumir bebidas mal procesadas. "El alcohol más barato tiene mayor porcentaje de etanol que produce múltiples enfermedades", asevera González.
Según afirma Luis Herrada, jefe de Urgencia de la Clínica Las Condes, las políticas públicas son vitales para crear mayor conciencia sobre esto. "Lo más preocupante es que son cada vez más los jóvenes de 14 o 15 años los que consumen”, indica.