Una de las organizadoras de la intervención, realizada por un grupo de activistas de la Cumbre de los Pueblos, dice que "también representa que éramos un país que no mirábamos a los demás, que no nos mirábamos entre nosotros".
Una gran bandera chilena con un ojo cerrado y una lágrima, en lugar de la estrella blanca, fue extendida en la Plaza Italia, la que ha sido rebautizada por algunos manifestantes como Plaza de la Dignidad.
La intervención realizada el jueves estuvo a cargo de un grupo de organizaciones sociales que participan de la Cumbre de los Pueblos 2019, un encuentro internacional que se realiza en la Usach.
La actividad tuvo por objetivo realizar un homenaje a las víctimas de la represión y la violencia de los últimas semanas, aseguraron sus realizadores.
La llamada "bandera tuerta" llamó la atención de automovilistas, quienes apoyaron la iniciativa con bocinas, y de transeúntes, los que aprovecharon el telón tricolor para retratarse en uno de los lugares más emblemáticos de la capital y epicentro de las manifestaciones.
“El ojo cerrado en lugar de estrella no sólo simboliza a las más de 200 personas que han perdido uno o ambos ojos por la represión, sino también representa que éramos un país que no mirábamos a los demás, que no nos mirábamos entre nosotros", comentó Loreto Contreras, una de las realizadoras de la obra.
Lee también: Jóvenes chileno-palestinas interpretaron "Un violador en tu camino" en árabe frente a la embajada de IsraelEn la misma línea, la realizadora añadió que "lo que ha pasado no sólo significa un cambio hacia afuera sino también hacia adentro”.
A la fecha, y según cifras del INDH, 352 personas presentan heridas oculares.
🔴 [Última actualización] Cifras recopiladas directamente por el INDH en observaciones a manifestaciones, comisarías y centros hospitalarios, desde el jueves 17 de octubre hasta el viernes 6 de diciembre de 2019. Sigue el timeline de las cifras INDH aquí https://t.co/7ZQeyfv41B pic.twitter.com/dNYIOWnYDu— INDH Chile (@inddhh) December 6, 2019
Los casos más emblemáticos son los del estudiante universitario de 21 años, Gustavo Gatica, quien perdió la vista por completo luego de recibir un perdigón en cada ojo durante una manifestación; y Fabiola Campillay, joven madre de 36 años, quien quedó ciega luego que un funcionario le disparara una bomba lacrimógena en pleno rostro mientras se dirigía a su trabajo.