La apoderada detalló a Contigo en Directo que el niño debe recibir un tratamiento que se extenderá por un año. Además, señaló que el colegio decidió denunciarla luego que ella expusiera el caso a través de redes sociales.
"Es una sensación de mucha pena y rabia, porque mi hijo no se fue así y me estaban entregando a un niño con un tic nervioso cada 2 segundos".
Ese es parte del relato de una madre quien, en conversación con Contigo en Directo de Chilevisión, dio a conocer detalles las importantes secuelas que vive su hijo debido al bullying que recibió en la escuela Claudio Arrau de Melipilla. Consecuencias que no solo han sido físicas, sino que además psicológicas.
Fue el pasado 5 de mayo cuando esta apoderada recibió el llamado de un funcionario del recinto educativo, quien le avisó que el niño de 10 años estaba sufriendo desmayos y movimientos estereotipados.
Por lo mismo, acudió a urgencia del Hospital San José de Melipilla donde, según relató su madre, el pequeño se desvaneció seis veces en una silla de ruedas. "Aparece el médico y lo ve y dice 'tómenlo, hay que reanimarlo'. Yo no sabía qué estaba pasando, estaba en shock. Lo único que hacía era llorar", dijo.
Esa misma jornada, añadió que el niño sufrió más de 50 crisis y el diagnóstico fue trastorno conversivo grave. Se trata de una situación que generalmente está asociada a un conflicto interno que produce síntomas físicos similares a los accidente vasculares.
"Yo me enteré que mi hijo estaba siendo acosado por un alumno de este establecimiento, que lo estaba molestando con muchas palabras feas, lo discriminaba. Llegaron a golpes y esto le afectó mucho, esto hizo un colapso nervioso", relató la apoderada.
Según explicó Valentina Mualim, psicóloga clínica de mindy.cl, "el que exista este trastorno en un niño significa que se han sobrepasado todos los niveles y más allá en una persona". Es decir, su causal está asociada a un conflicto que "se estiró lo suficiente para que al final aumentara mucho la intensidad y tuviera que botar por cualquier lado lo que no podía salir por otro".
Ante estos acontecimientos, de acuerdo con lo explicado por la abogada Catalina Vargas, representante de la madre del niño, "el colegio Claudio Arrau tomó la medida de aplicar recreos diferidos entre los cursos de los niños involucrados".
Pero, "lamentablemente, (las medidas) fueron totalmente inútiles e inoperantes, ya que las agresiones siguieron pero al momento de efectuarse el ingreso y salida del establecimiento".
Por su parte, y al no tener respuesta por parte del recinto, la apoderada decidió hacer público el caso y todo terminó en un litigio.
Vargas acusó que "el colegio no mostró un interés genuino por ayudar al menor, más bien se enfocó en resguardar sus propios intereses, lo cual quedó en evidencia tras la presentación de una denuncia en contra de la madre por supuesta vulneración de derechos por un sobreexposición en medios de comunicación". Una acción que fue desestimada por tribunales.
Autoridades de la escuela y de la Corporación Municipal de Melipilla declinaron referirse al hecho, mientras que desde la Superintendencia de Educación se informó sobre una visita al colegio, consignando hechos que pueden constituir infracciones a la normativa.
Finalmente, la madre del pequeño evalúa tomar acciones legales en contra del recinto.