En Estados Unidos una mujer de 20 años fue trasplantada con una oreja 3D. La paciente tenía una malformación congénita, por lo que gracias a esta tecnología pudieron reconstruir el órgano auditivo con gran éxito. De acuerdo con el procedimiento, le implantaron una oreja mediante sus propias células, ya que la impresora utiliza las células madre como tinta y así se producen estructuras vivas. El trasplante tuvo como molde su oreja izquierda, y si bien esto habitualmente se realiza con cartílagos de costilla, en esta ocasión se tomó la biopsia de la oreja existente y se estudiaron las células que producen el cartílago, usando como pseudo ingredientes tejido cartilaginoso, soluciones especiales y biotinta.