El rapero estadounidense cumplió con creces con una presentación intensa que puso el broche de oro de la primera jornada del Lollapalooza 2019.
Hasta ahora, no había ocurrido que un rapero destacado en el mejor momento de su carrera estelarizaba una jornada del Lollapalooza, desde que Kanye West se encargó de cerrar la cortina de la primera edición que se realizó del festival en Chile en el 2011.
En cierto modo, el paso de Kendrick Lamar tuvo momentos similares al de aquella noche en la que West se apoderó del Parque O'Higgins, enfrentándose solo en un escenario limpio casi sin instrumentos, con un repertorio contundente de bajos tan profundos que hicieron temblar las casas del sector. Esta vez, una pantalla gigante con elegantes visuales eran la mayor compañía del artista de Compton, mientras los músicos de su banda se escondían en los espacios laterales.
El público chileno respondió con creces: desde DNA el show fue una fiesta, saltando con cada éxito del rapero, en especial en cortes como Big Shot, Bitch, Don't Kill My Vibe, LOYALTY. y Swimming Pools (Drank).
Lee también: 28 años de Lollapalooza: De la nación alternativa a los seguidores del trapTres notables videos con estética nipona sirvieron para recargar energías ante una nueva arremetida de Lamar, en un setlist en el que se privilegiaron los temas de su alabado disco DAMN, trabajo que consolidó su carrera no sólo a nivel de premios y reproducciones en plataformas digitales, sino que también para expandir su audiencia y conquistar a países como el nuestro, donde su figura hasta hace unos años era más de culto que una estrella absoluta hip-hop.
Las cámaras lograron captar algo del espíritu que se vivía en la cancha y que dejó atónito al propio rapero, quien agradeció en reiteradas ocasiones el power del público local, y que recitó cada palabra de su mayor éxito, HUMBLE., casi al cierre del concierto.
El demoledor espectáculo de Kendrick Lamar congregó a la mayor audiencia de la primera de las tres jornadas del Lolla, mayoritariamente juvenil, y concluyó con uno de sus más recientes éxitos a modo de bis (All The Stars), mientras fuegos artificiales se desprendían del escenario para hacer más épico el momento en el VTR Stage.
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