A las y los ciudadanos de Pionyang se les ha permitido salir a la calle por primera vez desde el pasado 10 de mayo, cuando se activó la emergencia nacional ante la sospecha de que podrían detectarse los primeros casos de COVID-19 en el país.
La agencia estatal KCNA informó de una reunión del politburó en Pionyang presidida por el líder, Kim Jong-un, en la que se alabó la gestión sanitaria llevada a cabo desde que los casos de "fiebre" (término que utiliza el régimen para referirse a los casos sospechosos ante su falta de capacidad para testar) comenzaron a multiplicarse a final de abril.
El politburó "hizo una evaluación positiva sobre cómo la situación pandémica se está controlando y mejorando en todo el país", según el artículo.
El texto lleva a los analistas a pensar que el régimen está por la labor de comenzar a relajar restricciones, y de hecho, el medio especializado NK News informó, citando fuentes en Pionyang, que el encierro en la capital norcoreana concluyó hoy a mediodía.
El régimen no ha optado por un confinamiento duro, tal y como han mostrado fotos tomadas por satélite o desde la frontera con China o Corea del Sur, y todo apunta a que se ha instado a los ciudadanos a salir de casa solo para trabajar y en casos estrictamente necesarios.
Según las fuentes citadas por NK News, los ciudadanos de Pionyang tiene ya permitido salir a la calle por primera vez desde el pasado 10 de mayo, cuando se activó una emergencia nacional ante la sospecha de que podrían detectarse los primeros casos de Covid en el país -que ha cerrado fronteras a cal y canto desde 2020- desde que empezó la pandemia.
El régimen confirmó los primeros casos el 12 de mayo y según sus datos, unos 3,44 millones de sus ciudadanos han contraído "fiebres", con 3,2 millones ya recuperados y unos 186.000 aún en tratamiento.
Tras haber llegado a reportar más de 300.000 casos de "fiebre" en un día, las autoridades informaron este domingo 29 de unos 89.500 casos sospechosos detectados el pasado sábado 28.
Las cifras que se han ido publicando apuntan a una propagación asombrosamente rápida del COVID-19 (el 14 % de la población nacional se habría contagiado ya) y a una mortalidad inusualmente baja (solo 69 personas han fallecido aparentemente por coronavirus) en un país que no dispone de vacunas y no ha mostrado intención de aceptar donaciones del exterior.
No obstante, los servicios de inteligencia surcoreanos consideran que muchas de esas "fiebres" podrían ser otras enfermedades, como sarampión o fiebres tifoideas.