El informe publicado en la revista Science Advances sostiene que los pangolines -que se venden como alimento en China- pudieron tener una responsabilidad similar a la del murciélago. No obstante, los investigadores dicen que hubo una reorganización el material genético del virus antes de que se volviera capaz de saltar a los humanos.
Una inmersión profunda en la genética del nuevo coronavirus revela que este virus parece haber pasado algún tiempo infectando a murciélagos y pangolines antes de saltar a los humanos, informaron investigadores este viernes.
Los pangolines, también conocidos como osos hormigueros escamosos, se venden como alimento en China, y han sido sospechoso de ser la posible fuente de la pandemia.
Sin embargo, los investigadores advirtieron que es demasiado pronto para culpar a estos animales por la pandemia y que una tercera especie animal pudo haber hospedado el virus antes de que se propagara a las personas.
Lo que está claro es que el coronavirus ha intercambiado genes repetidamente con cepas similares que infectan a murciélagos, pangolines y una posible tercera especie, informó en la revista Science Advances un equipo de la Universidad de Duke, del Laboratorio Nacional de Los Álamos y otros lugares.
Lo que también está claro es que las personas necesitan reducir el contacto con animales salvajes que pueden transmitir nuevas infecciones, concluyeron.
El equipo analizó 43 genomas completos de tres cepas de coronavirus que infectan a murciélagos y pangolines, y que se parecen al nuevo virus COVID-19.
“En nuestro estudio demostramos que, de hecho, el SARS-CoV-2 tiene una rica historia evolutiva que incluyó una reorganización del material genético entre el coronavirus de murciélago y de pangolín antes de que adquiriera su capacidad de saltar a los humanos”, explicó Elena Giorgi, científica del personal de Laboratorio Nacional de Los Alamos que trabajó en el estudio.
Pero sus hallazgos también pueden liberar a los pangolines de la culpa.
“Los coronavirus de pangolín actualmente analizados en la muestra son demasiado divergentes del SARS-CoV-2 para ser sus progenitores recientes”, escribieron los investigadores.