Mientras en muchos hogares parte de los alimentos termina en los basureros, cerca de 2.300 millones de personas están en situación de inseguridad alimentaria moderada o grave. Les compartimos una decena de consejos para reducir el desperdicio.
"Que no se note pobreza", "mejor que sobre y que no falte" o "lo que abunda no daña". Son muchos los dichos populares que se hacen referencia en positivo a la abundancia material o, en muchos casos, de alimentos ante un evento especial.
La verdad es que estas premisas debieran cambiar ante las circunstancias que enfrenta la humanidad, ya sea por el alza del costo de la vida (inflación) o por la escasez en la oferta de alimentos.
Aunque este último punto no abarca a todos, ya que mientras muchos desperdician la comida, cerca de 828 millones de personas padecen hambre severa en el mundo. Una cifra que podría seguir aumentando, porque son cerca de 2.300 millones los seres humanos (29,3% de la población mundial) están en situación de inseguridad alimentaria moderada o grave.
A nivel global, cerca del 14% de los alimentos producidos se pierden entre la cosecha y la venta minorista. A ello se suma que el 17% de la producción total de alimentos se desperdicia (11% en hogares, 5% en servicios de comidas y 2% en comercio al por menor).
A quienes tienen la suerte de saciar sus antojos alimenticios, les compartimos una decena de recomendaciones para evitar que la comida se transforme en desecho.
Las comidas saludables no tienen por qué ser tan elaboradas. En Internet abundan recetas saludables y rápidas que pueden compartir.
Planifique sus comidas. Prepare una lista de la compra y aténgase a ella evitando las compras impulsivas.
No juzgue los alimentos por su apariencia. Es muy común tirar a la basura frutas y hortalizas magulladas, porque incumplen unas normas de apariencias arbitrarias.
Pase los productos más antiguos a la parte delantera de la despensa y coloque los nuevos en la parte trasera.
Hay mucha diferencia entre las fechas de “consumo preferente” y “caducidad”. A veces los alimentos siguen siendo inocuos para el consumo pasada la fecha de “consumo preferente”, mientras que la fecha de “caducidad” indica el momento en que el consumo puede ser perjudicial para la salud.
Sirva en casa porciones más pequeñas o comparta platos más grandes en los restaurantes.
Si no se come todo lo que prepara, congélelo para más adelante o utilice las sobras como ingrediente de otra comida.
Haga compost con los deshechos de comidas. De esta forma devolverá nutrientes al suelo y reducirá su huella de carbono.
Compre a productos locales y, además, contribuye a la lucha contra la contaminación reduciendo las distancias que recorren los vehículos en el reparto.
Done los alimentos que de otro modo se desperdiciarían.