Natalia Araya relata, desde Seúl, las medidas que ha tomado el gobierno para controlar el brote epidemiológico: tecnología médica para testear 18 mil personas por día, apps para informar lugares de posibles contagios y alcohol gel y mascarillas en los buses.
Corea del Sur fue el primer país en Asia y el mundo en desarrollar la mayor cantidad de casos de COVID-19, o coronavirus, fuera de China. Tras un periodo a la baja, hoy nuevamente hay un repunte como el de los primeros días, donde el peak de la enfermedad se desarrolló en poco tiempo. Desde el primer caso, que se confirmó el 20 de enero, pasó menos de un mes para aumentar la cifra en más de 100.
Actualmente, existen 8.565 casos confirmados, pero lo que ha llamado la atención es la baja cantidad de fallecidos. Incluso con la alza, se registran sólo 91 muertos, lo que marca una gran diferencia en comparación a países de Europa como Italia o Francia.
Lee también: "Nos preocupa tener coronavirus": Padre e hijo acusan que no están haciendo el test en el Aeropuerto de Santiago¿Qué es lo que está haciendo actualmente Corea del Sur para frenar la pandemia? En general se han enfocado en tratar los casos confirmados disponiendo toda la tenología que se tenga al alcance, a la par de agilizar el proceso de detección del virus mediante sistemas “drive thru”, donde las personas con síntomas manejan hasta casetas donde un equipo médico los testea con el menor contacto posible, permitiendo así reducir tiempos de espera a solo 15 minutos por paciente.
En el peak de la enfermedad, Corea del Sur lograba testear 18 mil personas en un solo día.
Paralelalemente, el uso de aplicaciones telefónicas han servido para que la población sepa los lugares exactos por dónde transitaron los pacientes infectados, qué lugares visitaron y hace cuánto tiempo los visitaron. Esto se logra gracias a la información entregada por los mismos pacientes, la identificación facial que existe en espacios públicos, y los datos arrojados por las tarjetas de crédito utilizadas por los pacientes.
La transparencia y fidelidad de la información entregada por el gobierno también son puntos claves a destacar: nunca se escondió el numero real de pacientes y desde siempre se mantuvo la política de entrega de datos a la ciudadanía en forma constante. Surcoreanos y extranjeros que tengan número de teléfono nacional, reciben diariamente alertas respecto al número de pacientes, las ciudades donde se encuentran los nuevos confirmados y las mejores formas de evitar el contagio.
En ese sentido, la higiene es parte fundamental de la estrategia para la contención del virus. En paraderos de micro, buses, metro y en avisos que se encuentran dispuestos en espacios públicos, se repite constantemente la mejor forma de lavarse las manos, la mejor forma de toser y la mejor forma de saludar. Estos avisos también muestran los números de teléfonos a los cuales llamar ante duda de contagio.
Lee también: Otro fin del mundo es posible: La indiferencia de los jóvenes ante el COVID-19En buses, además, se cuenta con un set de mascarillas disponibles para las personas que no cuenten con la propia, alcohol gel y basureros con tapa en caso de requerirlos.
En cuanto a la cuarentena, sólo ha sido aplicada a personas que sufren los síntomas, y no ha sido extendida obligatoriamente a toda la población. Sin embargo, la mayoría de las personas evita por voluntad propia los lugares cerrados y concurridos como centros comerciales, sitios turísticos, cines, y restoranes y prefiere quedarse en casa. Las clases están suspendidas hace más de un mes y el periodo de suspensión se volvió a alargar hasta la primera quincena de abril.
Lo que es importante destacar es el cuidado que tienen los surcoreanos no solo por ellos mismos. La mayoría de la población sabe que no es un virus con una alta tasa de mortalidad, pero están preocupados de mantener las condiciones óptimas para evitar que los grupos de riesgo se contagien, sobre todo considerando que Surcorea es un país envejecido, donde el grueso de la población son adultos mayores.