La premier británica seguirá en el poder tras sortear el "voto de censura" impuesto por el ala dura de su propio partido. El triunfo en el parlamento permitirá a May seguir peleando por lograr un mayor respaldo al tratado con el que su país dejaría la Unión Europea el próximo 29 de marzo. Acá, las claves para entender el conflicto.
La tarde de este miércoles 12, Theresa May ganó la "moción de confianza" y superó el pedido de remoción que habían levantado parlamentarios "rebeldes" dentro de su propio partido. ¿Qué sigue ahora? ¿Qué pasará con el Brexit?
200 diputados conservadores votaron a favor de Theresa May, rechazando el "voto de censura" que buscaba removerla de su cargo, luego de los cuestionamientos por la forma en que está llevando el acuerdo por la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Pero todo no está resuelto. He aquí la historia.
En 2016, los británicos votaron en un referéndum a favor del Brexit (cuyo nombre viene de "Britain" -Gran Bretaña en inglés- y "exit" -salida en el mismo idioma-) tras una campaña liderada por los "euroescépticos", que buscaban "recuperar" el control de sus propios asuntos, como por ejemplo el flujo de migrantes. La pertenencia a la UE abrió fronteras en las islas del Reino Unido y también otorgó libertades comerciales que no fueron del gusto de todos los ciudadanos.
Tras el triunfo del Brexit en las urnas, lo que provocó la renuncia del primer ministro David Cameron, vinieron las negociaciones entre la premier entrante, Theresa May, y la Unión Europea, para establecer los términos de la salida. Nada es tan fácil: Reino Unido, por ejemplo, debería pagarle a la UE más de 50 mil millones de dólares por poner fin de manera unilateral al compromiso de ser parte del bloque.
A mediados de 2017, May realizó una jugada que le resultó mal: adelantó las elecciones parlamentarias, pero perdió la mayoría, y debió negociar con la oposición los términos del acuerdo con la UE.
Tras más de dos años de conversaciones, Theresa May presentó un pacto de "divorcio", que incluye un período de transición que comenzaría el 29 de marzo de 2019 y terminaría el 31 de diciembre de 2020, para concretar principalmente los cambios comerciales que incluye el Brexit.
Irlanda del Norte forma parte del reino Unido, no así Irlanda, que es un estado soberano distinto y que forma parte de la Unión Europea.
Ambos países mantuvieron un conflicto por décadas, que se logró subsanar en 1998, con los denominados "Acuerdos de Viernes Santo". Uno de los puntos esenciales de ellos era la disolución de fronteras terrestres entre las dos Irlandas.
Pero ahora, con la Irlanda del Norte fuera de la UE, e Irlanda aún dentro del bloque, cabe la posibilidad de que esas fronteras, especialmente comerciales, vuelvan a levantarse. Por eso es llamada "La Madre de las batallas" del Brexit y el punto de inflexión que ha marcado los siguientes pasos.
Con esta carga de desafíos, Theresa May intentó someter a votación el pacto que ya negoció con Bruselas (sede administrativa de la Unión Europea). La decisión se tomaría el 11 de diciembre, pero a sabiendas de que habría un rechazo al acuerdo, lo retrasó, anunciando que llegaría con un pacto reformulado.
Sería la gota que rebasó el vaso. El mismo 11 de diciembre es la fecha en la que 48 diputados conservadores pidieron una "moción de censura", que buscó la salida de May del puesto. La primera ministra advirtió que la elección de un nuevo líder podría retrasar e incluso "detener" el proceso de Brexit que comenzó hace más de dos años.
Durante un año, May no podrá ser cuestionada por su propio partido y podría reafirmar su propuesta de acuerdo con la Unión Europea. Pero en esa nueva batalla, el parlamento británico, ahora incluyendo a la oposición, aún tiene la última palabra. Si el acuerdo que propone es rechazado, la opción de renunciar está latente. Incluso, cabe la posibilidad de que sean los opositores quienes ahora eleven un "voto de censura" en su contra. Aún el camino parece ser muy largo.