Óscar Ruiz, de 21 años, espera todos los jueves para llegar al laboratorio de robótica para poner a disposición de la tecnología sus capacidades y ser testigo del desarrollo de un sistema que permite interpretar movimientos para generar palabras.
Parecía que sus puertas estaban cerradas en el mundo laboral pero nada más lejos de la realidad de Óscar Ruiz, quien a pesar de no poder ver ni escuchar, trabaja con robots de última generación para demostrar que con una idea que se salga de lo tradicional se pueden correr los limites y abrir las puertas.
"Óscar presenta ceguera total, es decir no puede ver absolutamente nada. Para él, su único modo de anticipación es el tacto", dijo a Chilevisión Noticias el terapeuta Nelson Poblete, a la hora de definir cómo es la vida del joven de 21 años en un país que si bien cuenta con algunos sistemas de ayuda para personas no videntes y otros para personas con capacidades auditivas reducidas, no las contempla para una persona que vive con ambas.
Juan Martínez de Robotics Labs complementa que "es asombroso, es emocionante cómo puede hacer todas las cosas que hace una persona normal. Un persona que supuestamente es tan diferente a nosotros puede interactuar con todas las cosas que son necesarias para ser 'normal'".
El joven espera todos los jueves para llegar al laboratorio de robótica para poner a disposición de la tecnología sus capacidades. ¿Su labor? Participar de la manutención de los robots y otros dispositivos, en calidad de asistente, mientras sus compañeros trabajan en la creación de un aparato que le permite comunicarse con el resto de las personas. Cambiar y cargar las pilas, ajustar sus tornillos y comprobar que funciones son algunas de sus tareas.
"Le gusta venir acá, se entretiene con los robots. Todo lo que tiene que ver con movimientos y sensaciones le gustan. Mientras él pueda explorar y tocar, mientras él lo pase bien, sentimos que está haciendo bien la pega", añade Nelson, quien también traduce los gestos que realiza en lenguaje de señas el mismo Óscar: "Me siento feliz y contento con los robots y también cambiando las baterías y también con esta entrevista".
Y que trabaje en Robotics Labs no es casualidad. Camila Quevedo, integrante también del laboratorio, quedó en cuarto lugar del concurso "Una idea para cambiar la historia" de History Channel con Mi Voz (la que podría beneficiar a 360 millones de personas no oyentes del mundo), un traductor para lengua de señas.
Hoy trabajan en Oki Doki, un sistema que permite interpretar movimientos para generar palabras y que está en fase de prueba, ya que por ahora solo es capaz de reproducir "hola", una palabra que Óscar dijo varias veces durante la entrevista, mientras se labra un camino en el que aspira a poder, en un futuro no tan lejano, ser independiente gracias a la tecnología.
"Uno al verlo, nos emociona", subraya Camila quien adelanta que "para poder avanzar en este prototipo, que sera un producto, en vez de molestar a Óscar en sus horas de rehabilitación decidimos un modelo que nos pareció mejor que Óscar viniera a nuestro laboratorio y el prestara un servicio técnico a nosotros y esas horas fueran pagadas como cualquier trabajador que presta sus servicios y conocimientos".