La medida, que fue una promesa de campaña del primer ministro Justin Trudeau, tendrá efecto durante los próximos dos años y buscará enfrentar la falta de viviendas y los precios disparados.
(
EFE) - El gobierno canadiense
prohibirá durante los próximos dos años la compra de viviendas a
extranjeros no residentes, una medida que tiene el
objetivo de controlar los precios.
El 1 de enero entró en vigor esta nueva ley aprobada por la administración de Justin Trudeau ante el
aumento de los precios de las viviendas en
Canadá desde el comienzo de la pandemia y la creencia de que los compradores extranjeros
adquirieron numerosas propiedades como inversión.
Según ha explicado el mandatario en los últimos meses, en el mercado inmobiliario canadiense se han producido numerosas
operaciones de especulación a manos de corporaciones e inversores extranjeros que han generado un
problema de falta de vivienda y de precios disparados.
"Las casas son para las personas, no para los inversionistas", ha insistido el presidente canadiense. Sí podrán comprar viviendas los refugiados y los residentes permanentes de Canadá que la vayan a usar como residencia principal.
La medida,
una de las promesas electorales de Trudeau en su última campaña a las elecciones de 2019, se pone en práctica pese a que los precios de la vivienda en Canadá
han caído en torno al 13% este año, según la Asociación Canadiense de Bienes Raíces.
Todo ello después de
fuertes subidas tras la pandemia y de que el Banco de Canadá haya
estado elevando las tasas de interés en los últimos meses.