El reciclaje en los recintos de salud no es un tema sencillo. Mauricio Guerra, especialista en el área y fundador de Enertak, detalló cuáles son las ventajas de desechar algunos de estos elementos en lugar de reutilizarlos.
El reciclaje en los recintos hospitalarios es un tema complejo y cuando se trata de materiales desechables, los primeros en la lista son las agujas, mascarillas y gasas. Sin embargo, existen otros implementos que no corren la misma suerte, como las tradicionales chatas o bacinicas para ir al baño, usadas por quienes deben permanecer en estos sitios.
Hasta el día de hoy se utilizan recipientes metálicos para satisfacer esta necesidad, los cuales son lavados y usados nuevamente. Mauricio Guerra, gerente de la compañía de insumos y tecnologías de la salud Enertak, manifestó que en hospitales y clínicas esto puede ser diferente.
Esta posibilidad plantea algunas interrogantes, tales como por qué no son desechables al igual que otros instrumentos o si la reutilización de las llamadas chatas y bacinicas es la mejor opción.
Es posible desechar estos implementos sin dañar al medio ambiente, ya que no todos los productos que se eliminan tienen que ser tóxicos. Una prueba de ello son los patos urinarios desechables fabricados por esta Enertak.
Guerra puntualizó que estos recipientes urinarios son elaborados con materiales que se degradan en alrededor de 6 semanas, a diferencia de los 450 años que tarda el plástico.
En este caso, una de las ventajas de usar chatas desechables es que están fabricadas en pulpa de papel reciclado y son libres de látex, además de ser capaces de albergar líquidos por cerca de 4 horas.
Para desecharlas se utilizan equipos maceradores, donde los residuos son eliminados de forma líquida y no sólida como en otros casos, haciendo uso de la red sanitaria. “Con uno de estos equipos es posible vaciar cuatro recipientes con su contenido incluido, y eliminarlos en tan sólo 2 minutos usando en el proceso sólo 24 litros de agua fría”.
Respecto al ahorro de este vital elemento, Guerra informó que “en este caso es mucho mejor desechar que lavar. Primero debemos pensar que el contenido de una chata reutilizable debe ser vaciado en un WC. Segundo, antes de utilizar un equipo lava chata debemos esperar que esté llena, lo cual implica tirar la cadena hasta 4 veces”.
Además, en el proceso de lavado de las chatas metálicas tradicionales, se debe utilizar un jabón o detergente especial, agua caliente y aún así muchas veces no se garantiza que el recipiente esté desinfectado totalmente.
Así es como en el último siglo se ha utilizado muchísima cantidad de agua en el mundo hospitalario, sólo para lavar estos y otros recipientes que se reutilizan, lo que implica un gran gasto hídrico para el medio ambiente en el largo plazo.
Enertak aporta una posible solución a este tema, ofreciendo a los recintos de salud chatas desechables y equipo necesario para eliminar los residuos en solo 2 minutos.
El uso de esta innovación otorga una ventaja relacionada al proceso de sanitización al que cualquier instrumento médico está sometido, el cual expone al personal de salud a posibles riesgos de contagio de infecciones o virus.
“Estas máquinas tienen la virtud de abrirse con un sensor que está a la altura del pie, por lo que quien vaya a desechar el pato urinario desechable no corre ningún riesgo de salud”, indicó Guerra.
Con los equipos maceradores, el personal cargo del proceso de eliminar los desechos se libra de tener contacto directo, tanto con la máquina como con los residuos de la chata.
Este método permite cuidar de mejor forma al personal y evitar contagios de otras enfermedades a las que están sometidos. El aumento de esta tendencia en el futuro podría beneficiar la salud de quienes están en la primera línea de la batalla médica.