Tres estudiantes de Villarrica deben caminar diariamente alrededor de un kilómetro para llegar hasta el domicilio de una vecina, quien le ofrece su casa e Internet para que puedan asistir a las clases online. "Esta es la odisea que vivimos a diario, con mucho frío, neblina, lluvia y el peligro de la carretera", dice Patricia, madre de uno y abuela de los otros dos menores. Esta familia viene realizando este mismo recorrido desde que comenzó la pandemia, debido a que en la zona donde viven, no existe una buena señal para poder conectarse. "Me da frustración que tengan que pasar por estas cosas. No deberían, porque son niños y es un derecho estudiar", relata Vanessa, madre de la única niña del grupo.