El 11 de enero del 2020 comenzó el calvario de un chofer de aplicación que recogió a un hombre en Santiago, quien a minutos de iniciado el recorrido lo apuñaló para quitarle el vehículo, lo secuestró metiéndolo en la maletera y se hizo pasar por trabajador de app para recoger a usuarios con el herido aún en el vehículo. El sujeto terminó chocando y dejó tirado el coche, con lo que logró ser detenido, pero la pesadilla continuó. Un año tras después, el mismo asaltante lo llamó desde la cárcel para intentar llegar a un acuerdo económico para que no declarara. Debido a las palabras usadas por el delincuente, no fue formalizado por amenazas, pero sí terminó condenado por robo con violencia y tenencia ilegal de armas de fuego. ¿Y la víctima? Se presentó a declarar de todas formas.