Eduardo Gallardo murió en 2022 producto del COVID-19 y fue sepultado en el cementerio de San Francisco de Mostazal. Ocho meses después, su familia lo fue a visitar y en su tumba había otra persona, además de una lápida con otro nombre. Desde entonces, desconocen su paradero y están a la espera de la exhumación de un cuerpo que podría, o no, ser su padre. A más de 170 kilómetros de distancia, en Valparaíso, una mujer pasa por una situación similar. El reportaje es de la periodista Alejandra González.