“Es una imagen chocante”, dijo Américo Díaz, jefe de Unidad Gases Clínicos del Hospital San Borja. Él fue uno de los funcionarios de la salud que participó en el rescate de cientos de personas, enfermos, que veían cómo se consumía gran parte del recinto el pasado 30 de enero. Natalia Araneda fue una de las pacientes que atestiguó los hechos: “Pensé en un principio que era neblina, incluso una de las TENS nos comentó eso, pero de repente empiezo a escuchar que es un incendio”. Fue entonces que los 350 hospitalizados se convirtieron en la prioridad de los equipos de rescate. “Debe ser uno de los incendios más complicados a que a uno le toca enfrentar, porque hay que preocuparse de muchas cosas y no tanto lo de apagar las llamas”, reconoció Gabriel Huerta, comandante de Bomberos de Santiago. “Fue muy complejo y desafiante”, añadió y destacó la importancia del trabajo codo a codo con la gente de salud para culminar una jornada sin vidas que lamentar.