Escuchas telefónicas interceptadas por la PDI vincularon la participación de 23 personas que integraban una peligrosa banda dedicada al robo en lugares no habitados. Entre ellas, dos carabineros que eran funcionarios activos de la institución y que fueron delatados gracias a una cuñada que habló más de lo que debía. Los ex uniformados cumplían la función de "protección", mientras los demás integrantes realizaban los ilícitos. La organización criminal, en tanto, fue acusada de cohecho, asociación ilícita, lavado de activos e infracción a la ley de armas.