Conmoción ha causado en Francia la decisión de la justicia sobre un anestesista, acusado de haber envenenado a más de 20 personas, con el único fin de probar que era capaz de reanimarlos y salvarles la vida, algo que no pudo hacer en 12 ocasiones. Ahora las autoridades le devolvieron la posibilidad de ejercer la medicina, aunque sin tener contacto directo con los pacientes.