El ex boxeador de origen mexicano está analizando postularse a la Casa Blanca y competirle a Donald Trump en 2020. En un país agobiado por las medidas anti inmigración, su nombre podría aparecer como una alternativa.
El deporte y la política están más vinculados de lo que la gente piensa. El ex boxeador Óscar de La Hoya comunicó su intención de ser candidato a la presidencia de Estados Unidos el año 2020, anuncio que abrió un fuerte debate. ¿Está un deportista, alguien ajeno a la política tradicional, capacitado para ejercer un cargo de esa magnitud?
La experiencia reciente sitúa a afamados cultores de distintas disciplinas en importantes puestos de representación popular. El ex futbolista George Weah fue elegido este año como presidente de Liberia. El mismo hombre que brilló como atacante en el AC Milan y se consolidó como el primer jugador no europeo en ganar el balón de oro en 1995 ahora ocupa la máxima magistratura de su país después de una carrera en que defendió a sus compatriotas y pagó los costos. En 1996 exigió a Naciones Unidas intervenir en la guerra civil liberiana, lo que significó que como represalia dos de sus primas fueran violadas. Ahora trabaja para terminar con la violencia en su nación.
Otro caso destacado es el del brasileño Romario, uno de los mejores delanteros de la historia. Aunque siempre tuvo fama de fiestero y despreocupado, decidió dedicarse a la política y como senador, representando al Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB), votó a favor del impecachment que terminó con la destitución de Dilma Roussef. Hoy el ex atacante se postula como candidato a gobernador de Río de Janeiro por el centrista partido Podemos.
Esta vez es De la Hoya quien abre un nuevo escenario. Si bien nació en California y ganó un oro olímpica para Estados Unidos en Barcelona '92, sus padres son mexicanos y una eventual candidatura podría llevarlo a luchar por ser el primer presidente estadounidense de origen latino. En un país agobiado por las medidas anti inmigración de Donald Trump, su nombre podría aparecer como una alternativa.
Si Ronald Reagan, un actor, llegó a la Casa Blanca, si Arnold Schwarzenegger pasó de impactar con Terminator a gobernar California, y si hasta Trump después de producir el Miss Universo llegó a ser el mandatario del país más poderoso del mundo, ¿por qué no Óscar de La Hoya?