Tenía más de 113.000 seguidores y se le acabó el negocio. Ahora dice que no quiere volver a trabajar en un McDonald's ya que se acostumbró a ganar dinero online. También relata que su familia la había echado de su casa y que tuvo que ejercer la prostitución antes de vender productos en sus posteos.
Completamente devastada quedó la joven estadounidense Jessy Taylor, quien hasta hace poco se dedicaba a subir contenido de marcas en su cuenta de Instagram como única fuente de ingresos. La noticia: su cuenta fue borrada.
Se trata de una -ahora ex- influencer que recibe dinero de diferentes productos a cambio de una publicación promocionándolos. Esto aprovechando que tenía 113 mil seguidores en su perfil.
Así, no se guardó nada y decidió publicar un video entre lágrimas explicando el dolor que siente frente a un destino inevitable: tener que trabajar en un empleo común.
"No soy nada sin mis seguidores", comienza a decir Taylor en medio de un profundo llanto.
"Sé que la gente quiere verme en el suelo y que sea como ellos, como el 90%, la gente que trabaja de 9 a 5. Eso no soy yo, estoy en Los Angeles para que no sea así", afirmó.
También explicó que antes de ser influencer y vivir de eso tuvo que dejar su casa, que era una prostituta y que fue rechazada por su familia.
Además, pidió que la dejaran de reportar, una acción por la que presumiblemente perdió su cuenta por completo.
Su queja siguió: "no tengo habilidades. Tengo una deuda de 20 mil dólares de la universidad, así que ni siquiera puedo ir a la universidad si quisiera hacerlo".
"Solía trabajar en el maldito McDonald's antes de que entrata en YouTube, Instagram, antes de que tuviera 100 mil seguidores. Antes de que tuviera todo eso en mi vida era una maldita perdedora", enfatizó.
Así, asegura que no quiere volver a trabajar al local de comida rápida porque no quiere "volver a esa vida". "Estoy perfectamente feliz donde estoy. No tengo cualificación laboral, nunca puedo trabajar en un trabajo normal. No valgo nada (...) nunca seré material de trabajo", cerró.