En ropa interior, polera deportiva y botas institucionales: así se paseaba un oficial ante la presencia de sus superiores. Un asado no autorizado que terminó con más de 90 botellas de alcohol vacías, insultos, agresiones y un sumario administrativo. Desde la institución reprocharon tajantemente los hechos.
A las 23:59 horas del mencionado día, el capitán Víctor Ulloa, jefe del Grupo Especial Antimotines (GEAM), realizó un llamado a sus superiores acusando “fuertes ruidos, desórdenes y discusiones por parte del personal que se encuentra de refuerzo desde regiones” en las dependencias de la escuela institucional ubicada en San Bernardo.
Hasta el lugar llega el capitán Christian Osses, en compañía del cabo Segundo Vega y el gendarme Primero Barrera. Al entrar, se encuentran con tres funcionarios, uno de ellos en ropa interior, polera deportiva y las botas institucionales.
Lee también: Doctora Vásquez relata cómo es liderar un hospital público en plena pandemia del COVID-19Al revisar las habitaciones, son testigos de “forcejeos e insultos verbales”, tales como “no estoy ni ahí con pegarle a un oficial o al que sea”.
Ante la situación que constató el capital junto al cabo y el gendarme, llamaron al mayor Edison Olivares para informar lo que estaba ocurriendo. Olivares decidió ir personalmente al lugar para verificar los hechos. A las 00:44 de la madrugada llegó el mayor para constatar la situación.
Los uniformados describieron un “fuerte hálito alcohólico, agresividad y dificultad en su movilidad, además de mantener en todo momento una actitud prepotente y desafiante al personal”.
Lee también: Paciente sospechoso por COVID-19 cayó del sexto piso del Gustavo Fricke: Está internado en urgenciasFinalmente, encontraron 78 latas y 10 botellas de cerveza, dos botellas de vodka, dos de whisky, una de pisco y una de vino tinto. En ninguna de ellas quedó ni una sola gota de alcohol.
El suboficial Martínez, uno de los uniformados de región que llegó a la capital para reforzar al personal en tiempos de cuarentenas, tuvo una actitud “agresiva y desafiante”.
Martínez intentó agredir a los uniformados utilizando “su sable institucional”, pero no lo logró porque fue “retenido por parte del mismo personal de refuerzo de regiones que habitaba las dependencias”, afirma el documento.
Al respecto, la teniente coronel Helen Leal aseveró que “Gendarmería de Chile, como institución, reprocha tajantemente este tipo de situaciones, porque enloda la imagen institucional y no representa a los mas de 20 mil funcionarios de Gendarmería”.