Estimaciones indican que, cada año, unos
80 mil niños sufren quemaduras de diversa consideración en Chile,
nueve de cada diez de este tipo de accidentes ocurren en casa. A
Liliana Cabrera le pasó siendo niña, pero tuvo la fortuna de contar con una red de apoyo que le permitió sanar y forjar una nueva identidad, la misma que la impulsó a trabajar con niños que, como ella,
han enfrentado este tipo de accidentes durante la infancia. Su historia en el capítulo de hoy de
Marcas: Huellas que cambian vidas.