Tiene línea directa con el presidente de la República y por él pasan los análisis de todos los nombramientos. Discípulo de Jaime Guzmán y Miguel Kast, el hombre fuerte del segundo piso recibe hoy todas las críticas en medio de los meses más duros para el gobierno. Esta es su historia, su poder y su influencia.
Para quienes trabajan en La Moneda es común verlo caminar en dirección al despacho del presidente Sebastián Piñera. Lo que no es de extrañar, pues la oficina de Cristián Larroulet está en el ala sur poniente, en el segundo piso, con conexión directa al gabinete del mandatario.
Es común también verlo asomado a las ventanas conversando por teléfono. No son pocos los que en los últimos meses lo han descrito como un “hombre en las sombras”, pero lo cierto es que Cristián Larroulet está lejos de pasar desapercibido y, aún más, su figura se expresa a través de muchas de las respuestas políticas del gobierno, ya que él está lejos de ser un novato en las lides del poder.
Entre quienes conocen la dinámica de Presidencia, lo describen como un hombre que siempre está presente, que aporta todos los insumos técnicos en reuniones de comités y bilaterales, que analiza a cada persona en los distintos nombramientos, pero descartan que sea el que finalmente tome todas las decisiones, como se ha establecido en lo que ya casi es un mito urbano: "Larroulet es quien realmente gobierna".
Pero la realidad difiere siempre de lo que dictan las apariencias o los intereses en juego cuando del poder político se trata. Lo que sí se reconoce es que Cristián Larroulet representa a la derecha más dura dentro del gobierno. Un hombre mateo, que sabe muy bien el teje y maneje del mundo en el que se mueve.
Cristián Patricio Larroulet Vignau es ingeniero comercial de la Universidad Católica y tiene un Máster en Economía en la Universidad de Chicago. Si vamos de atrás para adelante, fue jefe de gabinete de Hernán Büchi, mientras este último ejercía como ministro de Hacienda durante la dictadura militar, también fundó y fue director ejecutivo del Instituto Libertad y Desarrollo, el mismo centro de estudios que hoy dirige la ex ministra de Educación Marcela Cubillos.
Junto a personajes como Joaquín Lavín, Carlos Eugenio Lavín, Carlos Alberto Délano y también Hernán Büchi, entre otros, fundó a comienzo de los '90 la Universidad del Desarrollo, casa de estudios donde ocupó el decanato de la Facultad de Economía y Negocios.
Si hay alguien que ha investigado no sólo la vida y movimientos de Cristián Larroulet, sino también la de otros personajes que han marcado la política y la economía en las últimas décadas es la periodista María Olivia Mönckeberg, Premio Nacional de Periodismo en 2009.
“Cristián Larroulet es una de las personas que atraviesa mis libros”, reconoce de entrada, y agrega que “me llama la atención que, en cierto modo, no hubiera habido antes una conciencia del rol de él en este segundo gobierno de Piñera”.
Si hay que describir a Cristián Larroulet, la también académica de la Universidad de Chile no titubea: “Él es un discípulo de Jaime Guzmán, un discípulo de Miguel Kast. Por lo tanto, llegó a ser una de las personas más representativas de esa alianza que se estableció entre los gremialistas, los Chicago Boys y los militares encabezados por Pinochet. Yo te diría que Cristián Larroulet es uno de esos personajes síntesis, de esos personajes simbólicos”.
En sus tiempos de universitario fue presidente designado de la FEUC, la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica. Fue, además, dirigente del Frente Juvenil de Unidad Nacional.
Pero hubo un hecho que marcó a Larroulet y a otros 76 jóvenes un 9 de julio de 1977. El episodio lo describe Mönckeberg en el libro Con fines de lucro publicado en 2013. Cristián Larroulet, dice, fue “uno de los principales ‘rostros’ de Chacarillas que ha tenido un papel fundamental después de 1989. El actual ministro (en el momento en que se edita el libro) tenía 24 años y era el vicepresidente del Frente Juvenil de Unidad Nacional, organizador del acto. Todos ellos reiteraron su compromiso de mantener el ‘legado’ de Guzmán y Pinochet”.
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Luego acompañó a Hernán Büchi en su campaña presidencial y, años más tarde, hizo lo mismo en el intento fallido de Joaquín Lavín por llegar a La Moneda.
Quizás su época de más exposición pública fue cuando se desempeñó como ministro secretario general de la Presidencia del primer gobierno de Sebastián Piñera, entre 2010 y 2014.
De su paso en el ministerio y de su forma de relacionarse con los parlamentarios hay dos versiones. Todo depende de a qué lado del tablero político preguntemos.
El senador Carlos Montes (PS), entonces diputado, lo evoca así: “Lo que yo recuerdo es que el permanentemente trataba de imponer sus puntos de vista. No es una persona muy dialogante y cuando no podía, buscaba cualquier medio para conseguir los votos necesarios. Ese era su método. Trabajaba mucho en esto con el actual ministro (Claudio) Alvarado, que era como su brazo derecho para estos efectos”.
En la otra vereda, el diputado UDI Patricio Melero lo recuerda como una persona cercana. “Siempre ha sido una persona de muy sólida formación y conocimiento. De manera tal, que uno encontraba siempre buenas líneas argumentales, información al día para defender iniciativas del gobierno, para respaldar las ideas que se quieren defender o para mostrar o enfatizar las diferencias con la oposición. O sea, Cristián Larroulet fue un ministro muy disponible hacia los parlamentarios y a su vez muy necesario para los parlamentarios para el buen trabajo legislativo y político”.
Quien por ese periodo fuera, además, presidente de la Cámara de Diputados entre 2011 y 2012 y cabeza de la UDI entre 2012 y 2014, también recuerda la dupla Larroulet–Alvarado: “Esa es una dupla que no ha vuelto a repetirse en los gobiernos, eran un equipo muy bien afiatado y se coordinaban y actuaban muy bien de conjunto”.
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“En este segundo gobierno decidió tomar un rol secundario en términos públicos, pero muy influyente en términos de cercanía con el presidente. El segundo piso, por decirlo de alguna manera, es una especie de gabinete paralelo y muchas veces ese gabinete paralelo tiene más poder que el gabinete formalmente establecido”, indica Mauricio Morales, cientista político y académico de la Universidad de Talca.
El hombre de confianza de Sebastián Piñera ha recibido dardos desde ambos lados: izquierda y derecha, los que han aumentado en los últimos días con el debate legislativo en torno al proyecto de retiro de fondos de las AFP.
El diputado Jorge Durán (RN) acusó presiones en entrevista con CNN Chile por parte de Cristián Larroulet. Andrés Celis del mismo partido también apuntó sus dardos contra el jefe de asesores del segundo piso. Antes, también Mario Desbordes le había enviado recados por la prensa.
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Y no son los únicos. El senador Kenneth Pugh aseguró que “el segundo piso tendrá que hacerse cargo del costo de lo que significa esta gran pérdida de lo que ha ocurrido”.
¿Pero podrá ser así? ¿Cuál es el real poder de Cristián Larroulet en Palacio? Los expertos opinan.
“Yo creo que es una exageración el hecho de que mande más que el presidente. En ningún caso yo veo que Larroulet tenga más poder que Piñera. Lo que sí tiene es bastante influencia, que son dos cosas distintas”, asegura Morales.
Opinión que comparte Eugenio Guzmán, decano de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo, donde Larroulet fue decano. “Decir que es un presidente en las sombras y todas esas cosas, yo creo que es una exageración y responde más bien a la necesidad de buscar villanos, chivos expiatorios, teorías conspirativas y todo ese tipo de cosas que abundan en la imaginación de las personas y de los políticos”.
Lo que sí asegura Mauricio Morales es que a ratos pareciera que Larroulet tiene más autoridad en el gobierno que el ministro Gonzalo Blumel. “Da la sensación de que tiene más poder que el ministro del Interior y que él es el que está tomando parte importante de las decisiones. De hecho, se le achaca a él la tesis de que el reventón de octubre era más un estallido delictual y organizado por agentes externos, y eso hizo que el presidente no leyera bien los acontecimientos y se decidiera a hablar de un enemigo poderoso”, sentencia.
Ahora, que se cuestione el rol de los segundos pisos no es algo nuevo. Ha ocurrido en gobiernos anteriores.
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“Para muchos, Larroulet funciona, guardando las proporciones, como si fuese la imagen y semejanza de Jaime Guzmán. En el caso de Larroulet, la carga ideológica es totalmente distinta en comparación a la de Uriarte y Rojas en el gobierno de Bachelet, porque Larroulet viene de un mundo intenso ideológicamente, que descansa en el diseño institucional y económico de la dictadura del general Pinochet, por lo tanto, hay ahí una diferencia muy sustantiva. Larroulet no viene a defender un gobierno, viene a defender un tipo de país, un tipo de Estado y un tipo de modelo”, asegura Morales.
Punto que pone sobre la mesa el académico de la Universidad de Talca: ¿cuánto pesa su pasado en las críticas del presente?
“Yo encuentro que eso influye positivamente. Si fuera por eso, tendría que haber muchísima gente que, por haber participado en el gobierno militar o haber estudiado en una universidad extranjera, o haber sido ministro, podría ser eso un factor que influye. En Larroulet lo que más bien veo es comprensión, capacidad de entender bien los problemas y ha sido un factor de mucha ayuda en la relación con el presidente y con el resto del gabinete”, asegura Patricio Melero, que también participó del acto en Chacarillas junto a él en el '77.
Impresión totalmente contraria a la del senador PS Carlos Montes. “Él es parte de ese sector de la derecha que no entiende que la vida ha puesto en cuestión su visión de la sociedad, su visión de los proyectos y quiere mantener el poder a como dé lugar, o sea, mantener el control de la Constitución y eso tiene que ver con la Historia, tiene que ver con que ellos impusieron en dictadura cierta Constitución, una cierta visión de las cosas y quieren mantenerlo hasta el último día que puedan. Hasta donde yo sé, no es que pueda ser una piedra en el zapato, ya ha sido una piedra en el zapato. La información que tenemos es que se opuso al proceso constituyente”, acusa el parlamentario.
Cristián Larroulet de vez en cuando comenta en redes sociales. Por ejemplo, señaló en Twitter que “los sectores de mayores ingresos son los grandes ganadores con la propuesta de retirar 10% de los ahorros previsionales”.
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Y también compartió lo siguiente:
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Un jefe de asesores que se ha vuelto foco de críticas, lo que, según Eugenio Guzmán de la UDD, podría tener su origen en algunos nombramientos de autoridades. “Y ahí es un poco injusto. Como todo proceso de nombramiento de autoridades es un proceso que tiene dos carriles: un carril que es más bien político, que se da a nivel con los partidos; y otro que se da en torno a otras consideraciones, que a veces son más opacas al interior del propio gabinete y de la relación del presidente y del equipo que llamamos segundo piso, entonces ahí empiezan a surgir roces”, afirma.
“La figura del jefe del segundo piso siempre es blanco de crítica para los partidarios y para los opositores, y eso es una constante que no ha variado, y no veo diferencias con Larroulet con las críticas que han recibido otros. Yo lo he escuchado de todos los segundos pisos, de Bachelet, de Lagos, de Frei. Eso no es distintivo de Larroulet, respecto a los roles que en su momento cumplieron los jefes de los segundos pisos de todos los mandatarios”, plantea Melero.
Respecto a los cuestionamientos actuales, el diputado estima que “yo creo que son críticas infundadas, yo creo que cada ministro, cada autoridad de gobierno y cada parlamentario es ante por sí responsable de sus propios actos y muchas veces se utiliza la figura del segundo piso, de quien la dirige, para expiar las propias culpas o las propias debilidades y siempre es como la necesidad de buscar un chivo expiatorio de los problemas que los gobiernos tienen”.
“Pero sobre todo en alguien como él y el tipo de visión que tiene, él ha estado yo creo que todo el rato tratando de influir con su visión. Ha sido el polo más duro dentro del gobierno”, argumenta el senador Montes quien discrepa con el análisis del parlamentario oficialista.
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Pero Mauricio Morales, analista de la Universidad de Talca, tiene otra mirada y otorga a Larroulet un rol más estratégico dentro del gobierno.“La forma en que Piñera enfrentó el reventón de octubre y la forma en que ha reaccionado ahora último frente a las presiones de la oposición lo hacen ver más como una derecha conservadora, que como una derecha liberal y eso retrata muy bien, o grafica muy bien la influencia que tiene Larroulet en el discurso que está elaborando el Presidente”.
Desde esta perspectiva, el asesor del segundo piso operaría en dos niveles de influencia: por un lado, en las definiciones tácticas respecto a las políticas contingentes; y por otro, con una mirada de largo plazo, más estratégica. Una mirada que apunta a la conservación en el tiempo de un modelo institucional fundado en su ideología.