Impresionante y muy necesario ha sido el auge de la venta online en el país, en medio de una pandemia que nos dejó sin poder salir libremente de casa. Las cifras lo demuestran, pero también llevan a extremar cuidados de consumidores virtuales novatos ante eventuales estafas.
“Nunca fui de comprar mucho por Internet, porque nos gustaba más ir a las tiendas y elegir de manera presencial los productos. Hemos tenido que armar una casa nueva y tuvimos que hacerlo”, dice René Contreras, actor y ahora un nuevo consumidor online.
Le pasa a él y a muchas otras personas en distintas comunas de la capital: la pandemia empujó a muchos novatos consumidores virtuales.
La nueva experiencia de compra de René Contreras también se explica en impresionantes cifras: Todas las comunas de la capital aumentaron en más de 100% sus registros de e-commerce.
“Si bien el aumento ha sido transversal, aún se mantiene la mayor demanda en aquellas comunas que se han caracterizado por mostrar un mayor uso de estos canales de compra, como Las Condes, La Florida, Maipú o Ñuñoa”, detalla Sebastián Ojeda, CEO de Beetrack.
Según cifras de Beetrack, desde la semana en que se confirmó el primer caso de coronavirus en Chile (2 de marzo), hasta la semana del 4 al 10 de mayo, Independencia aumentó sus compras en línea en un 150%. Es la que presenta menores índices. Por ejemplo, La Florida lo hizo en un 267%, La Pintana en 303% y Pedro Aguirre Cerda, la de mayor incremento, en 725%.
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Crecimiento que se expande cada vez más, pero con el que hay que tener precauciones. Como decíamos, muchas personas que nunca habían comprado mercadería, electrodomésticos o regalos por Internet, ahora lo están haciendo y hay que tomar resguardos para comprar 100% seguros.
Tottus implementó “Fpay”, Falabella la “Billetera virtual”. La idea es que, ante una compra presencial, haya el menor contacto posible.
Así, por ejemplo, al ir al supermercado y para evitar el contacto con la cajera de turno o con el equipo de Redcompra, se puede pagar escaneando con el teléfono el código QR de la boleta. Para eso, deberá tener descargada la aplicación y configurado un medio de pago. Así, se evitan eventuales clonaciones de la tarjeta o contactos físicos con terceros.
Una aplicación que ya opera en las tiendas Falabella, pero que ahora también está disponible para comprar en supermercados Tottus.
“No existe ningún elemento o sistema 100% seguro o que nos entregue total seguridad. Lo códigos QR son sólo imágenes, códigos bidireccionales, que permiten guardar información (normalmente URL de sitios). El problema es cuando estos códigos son sustituidos o son generados por los ciberdelincuentes, los que se aprovechan de que el código QR no muestra mayor detalle del sitio”, dice Saúl Ortega, académico del Centro de Ciberseguridad de la Universidad Mayor.
Lee también: ¡Cuidado! Estafa de Internet te hace creer que Netflix te está pidiendo datos, pero quieren robarte dineroLa clave es no entrar a códigos QR que parezcan sospechosos, lo que no ocurre con los del supermercado, por ejemplo, pero ¿qué otros cuidados deben tener los consumidores, que ahora cambiaron su rol presencial por el virtual?
Desde la PDI apuntan en una línea similar: los ciberdelincuentes saben cómo y de quién aprovecharse. “Siempre es importante, primero que todo, acreditar el vendedor, hacerle consultas para establecer que es quien dice ser”, indica el subprefecto Luis Orellana, jefe de la Brigada Investigadora del Cibercrimen.
Claro que hoy, así como a muchos consumidores, la pandemia los forzó a ingresar al mundo del comercio virtual, también pasó lo mismo con emprendedores y empresas medianas. Algo que, para nuestra mala suerte, es igualmente aprovechado en ocasiones por delincuentes.
“Si lo hace (una compra) a través de medios informales como perfiles en redes sociales, es difícil asegurar que no vaya a ser estafado, ya que no hay una entidad mediadora certificada a quien acudir”, añade el subprefecto Orellana.
Lee también: BancoEstado alerta a sus clientes por estafa vinculada al pago del Bono COVID-19Todo esto no es suficiente para un consumidor virtual novato. Ni siquiera, para uno con experiencia. Nadie está completamente libre si es que no se toman cuidados.
“Revise que el sitio web comience con “https” (no http). Es ideal que la página cuente con un candado en la barra de la dirección. Los seguros de fraude que ofrecen los bancos a veces son bajos en comparación con posibles fraudes que se puedan producir con su tarjeta”, concluye Dagmar Peace, director de la carrera de Ingeniería Civil de la U. San Sebastián.