Desde el hallazgo de la bolsa que contenía el cuerpo hasta la declaración de un pacto entre la fallecida y la religiosa investigada. Acá te contamos todos los detalles de este impactante caso.
Gran revuelo causó el hallazgo de un cuerpo dentro de una bolsa en Ñuñoa, crimen que en una primera instancia se vinculó a un delito de homicidio, pero que, a dos días del descubrimiento, tuvo un radical giro.
Recordemos que fue el lunes cuando la bolsa fue encontrada en calle Los Talaveras, a unas cuadras de la Plaza de Ñuñoa.
Si bien en un comienzo, llegó el Laboratorio de Criminalística de Carabineros, el grupo Ecoh (Equipos de Crimen Organizado y Homicidios), se determinó que fuese investigado por la Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones.
A solo horas del hallazgo, comenzaron a circular videos registrados por cámaras de seguridad del sector que mostraban cómo un hombre, que se trasladaba en un "torito", se acercaba a la basura donde ocurrió el descubrimiento.
Sin embargo, no se pudo vincular con el presunto homicidio de la víctima y todo se trató de una coincidencia.
Las primeras horas de este miércoles revelaron que la investigación realizada por la Brigada de Homicidios, centró sus esfuerzos en la declaración de dos monjas que tendrían que ver con el hallazgo del cadáver.
Sobre esto, el jefe de la Brigada de Homicidios, Subprefecto Juan Luis Fonseca, reveló que funcionarios realizaron un allanamiento al domicilio de dos monjas que viven en el sector.
Según PDI, la maleta con el cuerpo en su interior fue abandonado por una de las religiosas, de nombre Lorena Patricia Ramírez, quien tiene 80 años y sufriría de demencia senil.
Ambas mujeres investigadas viven en la casa ubicada en Los Jardines, y corresponden a una madre y su hija, ambas monjas. Ellas entregaron su declaración a la policía y revelaron detalles de lo que habría sucedido.
En su testimonio, la monja de 80 años explicó que con la religiosa fallecida habían mantenido un acuerdo privado. "Ellas mantenían una amistad y (la religiosa investigada) manifestó que habían adoptado un compromiso de que ninguna de las dos se iba a denunciar si es que morían", explicó el subprefecto de la PDI.
Sobre la tercera persona involucrada, que corresponde a la hija de la monja investigada, señaló que llegó a vivir al lugar, puesto que su madre "podía tener una especie de trastorno".
Ahora, ambas quedaron apercibidas por la Justicia a la espera de las siguientes indagatorias que determine el ente persecutor.