Recorro más de 10 diez mil kilómetros, atravieso marruecos y el desierto más grande del mundo, el Sahara, y testimonio en Túnez la rebelión de la Primavera Árabe, que cambió la historia del norte de África para siempre, dejándonos hoy un futuro incierto y lleno de interrogantes para el mundo árabe del siglo XXI.
Viernes 11 de noviembre de 2016 | 17:50
Decenas de grupos paramilitares, organizaciones extremistas y el temido DAESH o Estado Islámico continúan azotando el desierto del Sahara.
Me adentro en las fauces del régimen de unos de los líderes más totalitarios y corruptos de la historia reciente: Muamar Kadafi, y como en una película de terror, vivo el cotidiano de Libia, uno de los países más armados y caóticos del planeta.
Recorro más de 10 diez mil kilómetros, atravieso marruecos y el desierto más grande del mundo, el Sahara, y testimonio en Túnez la rebelión de la Primavera Árabe, que cambió la historia del norte de África para siempre, dejándonos hoy un futuro incierto y lleno de interrogantes para el mundo árabe del siglo XXI.