Como un efecto dominó desde Egipto, Ucrania o España, las rebeliones alcanzan a la legendaria China hasta el corazón financiero de Asia: Hong Kong.
Viernes 28 de octubre de 2016 | 16:11
Aterrizo en Hong Kong y me cuesta creer. Cientos, miles de estudiantes acampando, cerrando puentes y obstruyendo vías, enfrentándose a la policía por meses en uno de los centros financieros más poderosos del planeta.
Desafiando a la autoridad más vigilante del mundo, el todo omnisciente Partido Comunista Chino, que desde su capital en Beijing, le cuesta entender cómo unos cientos de miles de estudiantes se atreven a repetir la epopeya de Tiananmen que dejó en 1989 centenares de muertos que protestaban contra el gobierno del partido comunista chino.
Hong Kong es una ciudad riquísima, la tercera con más millonarios en el mundo y una de las más densamente pobladas. Apenas cruzo al lado financiero, no puedo creer que el riquísimo centro, el Wall Street oriental, esté completamente bloqueado.
Necesito estar cerca de los estudiantes para entenderlos. Su desafío al Politburó, su desafío al comunismo y capitalismo chino.
Los jóvenes me cuentan que las protestas son conocidas como "la revolución de los paraguas", debido a que es el símbolo que usan los estudiantes para protegerse del gas lacrimógeno y especialmente del gas pimienta que les arroja la policía.
Se trata de la rebelión más moderna, la que más usa las redes sociales. Los estudiantes eran realmente unas máquinas para enviar mensajes aglutinadores para organizar marchas repentinas en diferentes frentes que sorprenden a las fuerzas policiales.
Se defIende a ultranza las libertades que ha dejado la administración británica y el sistema capitalista.
La rebelión comienza cuando el gobierno del partido comunista chino anuncia que para las elecciones del jefe ejecutivo de Hong Kong, el 2017, los Hongkoneses deben elegir entre tres candidatos seleccionados por Beijing, de manera de asegurarse un político afín a los intereses del Politburó chino.
En este ambiente caldeado, entre las manifestaciones y el bloqueo total y masivo de esta gran urbe y el temor general de un desalojo violento, yo vago entre medio de las carpas y de la arquitectura moderna y sofisticada, tratando de identificar a alguno de los líderes del movimiento.