Quienes tienen mayor riesgo de padecerlo son aquellos con antecedentes familiares de cánceres digestivos -en especial el de páncreas-, por lo que deben mantenerse en control preventivo.
El páncreas es una glándula que se ubica en la parte alta del abdomen, inmediatamente por detrás del estómago, y tiene dos funciones diferentes: sintetizar enzimas que ayudan a digerir los alimentos en el intestino delgado y sintetizar hormonas, como la insulina, que se secretan a la circulación sanguínea.
En él pueden producirse dos tipos de cáncer: el adenocarcinoma (que se inicia en las células que sintetizan) y el cáncer neuroendocrino, siendo el primero el que tiene una alta tasa de mortalidad si no se descubre a tiempo. De acuerdo con el Ministerio de Salud, la última cifra habla de 4.1 por 100.000 habitantes.
Por la ubicación del páncreas y su relación con otros órganos, los diferentes síntomas dependen de la localización de los tumores. “Los que se encuentran en la cabeza del páncreas tienden a provocar ictericia (coloración amarilla de piel, escleras y otras mucosas) u orinas oscuras (coluria). Esto es porque obstruyen el conducto de salida de la bilis (colédoco) que transcurre por la cabeza del páncreas”, señala Felipe Puelma, cirujano digestivo de Clínica Las Condes.
El doctor además explica que en general, los tumores localizados en el cuerpo y/o cola del páncreas suelen provocar pocos síntomas hasta ser de tamaño considerable. Entre los más frecuentes están las molestias abdominales inespecíficas, baja de peso, falta de apetito y dolor dorsal.
En cuanto a los factores de riesgo comprobados, encontramos el tabaquismo, la exposición a metales pesados, nitrosaminas, y el consumo excesivo de alcohol y radiaciones ionizantes. Mientras que realizar actividad deportiva frecuente, seguir una alimentación sana con frutas y verduras frescas, y un aporte adecuado de vitamina D y omega 3 de origen marino, son factores protectores contra esta enfermedad, aunque lo que más mejora el pronóstico es el diagnóstico precoz.
Te puede interesar: Diabetes: Un 12% de la población en Chile padece de esta mortal enfermedadAl ser un órgano aislado del sistema digestivo, el páncreas entrega una sintomatología muy tardía, por lo que el diagnóstico de cáncer generalmente se hace cuando ya es tarde. Por eso, realizarse chequeos médicos en caso de tener antecedentes familiares puede ayudar a detectarlo precozmente, permitiendo atacarlo en forma eficaz.
Quienes tienen mayor riesgo de tener un cáncer de páncreas son aquellos que poseen antecedentes familiares de cánceres digestivos -en especial de páncreas-, por lo que deben mantenerse en control preventivo.
El doctor Puelma explica que el diagnóstico del cáncer de páncreas se hace por exámenes como la tomografía axial computada de abdomen y/o la resonancia nuclear magnética de abdomen. “En ambos casos pueden ser complementarias y deben ser hechas con tecnología de última generación, ya que permiten una mejor planificación de la terapia”, señala.
La ecotomografía abdominal puede ser complementaria, pero tiene una baja probabilidad de ver el páncreas completo, por su ubicación dentro del abdomen. “Actualmente, dado el mayor acceso a estos métodos diagnósticos, hemos observado un aumento de pacientes con lesiones pancreáticas tumorales sólidos y quísticos, lo que permite hacer terapias antes que tengan síntomas”, asegura el especialista.
Lee también: Falta de ejercicio sería peor para tu salud que fumar, tener diabetes o enfermedades coronariasLa mejor alternativa de tratamiento para este cáncer es el diagnóstico precoz y la cirugía. Lamentablemente, esto es poco frecuente, ya que un porcentaje importante de los pacientes presenta lesiones avanzadas. “Es importante señalar que estos pacientes requieren terapias dadas por equipos multidisciplinarios (quimio y radioterapia), que permiten tener resultados esperanzadores, a pesar de lo avanzada que pueda estar la patología”, enfatiza el doctor Felipe Puelma.
El caso de las lesiones quísticas o quistes del páncreas son importantes, pues tienen posibilidades de ser o sufrir transformación a tumores malignos durante su evolución. “Todas estas lesiones deben ser evaluadas por especialistas, ya que una terapia adecuada puede prevenir y curar a pacientes que de otra manera consulta con lesiones malignas avanzadas”, sostiene. En estos casos se puede indicar desde la observación, hasta la resección de la glándula. Todo dependerá del tipo de lesión.